Casi 200 inmigrantes subsaharianos fueron atendidos en el transcurso de la última semana por componentes del ERIE de Cruz Roja.
Buena parte lo fue durante la entrada protagonizada en la madrugada de Navidad por 182 personas, que llegaron a la carrera bordeando el espigón o saltando el vallado, requiriendo doce de ellos asistencia sanitaria por diversas contusiones y tres por síntomas de ahogamiento tras su rescate por parte de los GEAS.
Pero con ellos no terminaron las actuaciones de la entidad humanitaria. Esa misma jornada, la del 25, se llevaron a cabo varias atenciones de subsaharianos que se presentaron por sus propios medios en dependencias policiales o fueron localizados en distintos puntos de la ciudad. Se trata de jóvenes, en algún caso incluso menores, que no accedieron a Ceuta en la entrada más mediática del momento, sino que lo hicieron por otras vías, presumiblemente en vehículos. Así, hubo un menor de 17 años que llegó por sus propios medios a la comisaría de Los Rosales, un adulto que acudió a la del Paseo de Colón y un tercer joven que se presentó en las puertas del Hospital Universitario.
La jornada de Navidad tuvo su preámbulo en la Nochebuena, en la que también se produjeron entradas, la más dramática por el vallado que tuvo que ser resuelta por una ambulancia del 061. Se trató de un joven de Guinea Conakry que cruzó la doble valla perimetral sufriendo múltiples cortes en la cara, brazos y pies por lo que tuvo que ser atendido en el clínico de Loma Colmenar.
Ese mismo día, el ERIE atendió a otro menor de 17 años en la Jefatura del CNP de Colón, a otro adulto en el ambulatorio José Lafont y a cuatro personas (entre ellas una menor de 16 años) que habían conseguido llegar de noche hasta la playa de la Ribera.
En las jornadas posteriores hasta la del pasado lunes se atendió de forma aislada a personas que llegaron por sus propios medios a la comisaría de Los Rosales (fue el caso de una menor de 15 años natural de Guinea Conakry) o a la barriada de la Almadraba. En este tipo de situaciones en las que los inmigrantes carecen de cortes o síntomas de hipotermia, se deduce que la vía de entrada para llegar a Ceuta ha sido la de su ocultación en dobles fondos de vehículos con los que cruzan el paso fronterizo del Tarajal.