El nuevo diputado por Ceuta, Juan Bravo Baena, ha pasado a convertirse en menos de dos meses, de una persona desconocida para la mayor parte de la opinión pública en Ceuta a ser el nuevo representante de los ceutíes en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo.
Seguramente, ni él mismo pensaba que para finales del presente año se convertiría en un miembro del grupo parlamentario popular en el Congreso con un número de escaños muy alejado de los obtenidos hace cuatro años, cuando Mariano Rajoy llegó por primera vez a la Presidencia del Gobierno.
Juan Bravo Baena es funcionario del Estado, inspector de Hacienda y una persona a la cual Ceuta se le cruzó en un momento determinado en su vida y que, desde luego, ha sido determinante. Semanas antes de finales del mes de octubre el delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull, que ha vuelto a establecer unos puentes certeros con el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, entre quienes se entrecruzan múltiples conversaciones y consultas, le propuso el nombre de Juan Bravo para sustituir a Francisco Márquez como candidato del Partido Popular. Le conocía bien, no en vano, había tenido la oportunidad de trabajar mano a mano con él durante la elaboración de toda la reforma del Impuesto de Sociedades, lo que se conoció como el concepto de ‘ciclo mercantil completo’.
En el caso de Juan Bravo como delegado de la Agencia Tributaria y Nicolás Fernández como director de la Sociedad Municipal de Fomento (Procesa) y representando a la Ciudad en el grupo de trabajo creado por el entonces delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez.
A Vivas el nombre de Bravo le comenzó a sonar bien, no en vano lo cierto es que aunque durante muchas semanas el nombre de Francisco Márquez se daba por seguro, con confirmación de altas fuentes del partido, deseaba encontrar un sustituto que le permitiera dar carpetazo al que había sido un colaborador durante los últimos quince años.
Fue en el puente de Todos los Santos cuando le proponen tanto Vivas como Fernández Cucurull a Juan Bravo la posibilidad de presentarse a las elecciones como candidato del Partido Popular. Se lo pensó durante unos días y lo cierto es que la respuesta fue afirmativa. Tuvo que valorar muchas cuestiones, por un lado, dejar de lado su prometedora carrera en la Agencia Tributaria y además, un importante coste económico si se compara su sueldo en Hacienda y el que podría cobrar como diputado.
Juan Bravo estudió Derecho y terminó su carrera en la Facultad de Jaén, donde incluso llegó a jugar en un equipo de División de Honor de Fútbol Sala. Cuando ya se centró en sus oposiciones en la Agencia Tributaria, en las que llegó a aprobar tres, incluyendo la última de inspector, recorrió varias provincias, hasta que en abril del año 2012 le llegó la oportunidad de trasladarse a Ceuta. Entiende que su labor al frente de la Agencia Tributaria ha sido positiva y la medida, a buen seguro, más espectacular, han sido todos los expedientes abiertos en la declaración de la renta por parte de funcionarios que no residen en Ceuta los 183 días obligatorios al año para poder presentar su imposición por nuestra ciudad.
Se enfrentaba a una actividad política totalmente desconocida para él y sus mismos compañeros han reconocido que le han descubierto en estos quince días, donde ha sido el que más ha animado al resto del equipo para realizar el puerta a puerta. De verbo fácil ha sabido granjearse la simpatía de quienes se convirtieron, de la noche a la mañana, en sus compañeros de candidatura.
Ahora se abre para él una nueva etapa absolutamente distinta y a día de hoy sin conocer si será diputado en el Gobierno o en la oposición, circunstancias que se irán aclarando con el paso de las semanas y las negociaciones.
El PP estrena cara en el Congreso mientras que en el Senado aunque hay renovación ha apostado por rostros ya vinculados al ámbito político municipal: los de Guillermo Martínez y Fatima Mohamed Dos Santos, elegidos en el anterior Gobierno de Vivas.