Los vecinos de la Avenida Otero número 4 o Antigua Fábrica Militar de Harina se quejan de las infrahumanas condiciones en las que viven desde hace un año, debido a la incívica actuación de algunos ciudadanos que, sin el menor reparo, arrojan sus basuras desde las ventanas de sus viviendas.
Si bien esta zona siempre ha permanecido saneada mientras ahí se ubicaba el archivo militar y un almacén también perteneciente al Ejército, desde su cierre la situación ha llegado a extremos desesperados. “Tiran bolsas y está lleno de todo tipo de residuos. Hay jeringuillas y ya han aparecido ratas. Es terrible la situación en que se encuentra la zona”, explica Cristina Muñoz, una de las vecinas afectadas. Pese a sus quejas ante las autoridades castrenses, dado que las basuras se arrojan desde pisos militares y la zona aún puede depender del Ejército, denuncias a la Policía Local y Sanidad, Muñoz lamenta que “nadie ha hecho nada por solventar este tema y la basura sigue acumulándose” con el consiguiente incremento de insalubridad que están generando estos residuos. “Estamos olvidados de la mano de todos pese a que pagamos nuestros impuestos como todos los ciudadanos. Aún así no nos hacen caso”, se lamenta esta vecina, asegurando que se han llegado incluso a lanzar cazos con comida. Las denuncias se quedan en agua de borrajas, porque se desconoce la identidad del autor o autores de estos actos. “La Policía ha ido pero no ha tomado cartas en el asunto y los militares se desentienden desde que no están ahí”. Quema controlada La acumulación de basuras durante meses obligó a realizar una quema controlada de los residuos, efectuada por uno de los trabajadores de mantenimiento de estos edificios. En otra ocasión, y para paliar la proliferación de todo tipo de roedores y otros indeseables animales, los vecinos se vieron obligados a solicitar los servicios de una empresa de desratización. “Estamos desesperados porque no es lógico que tengamos que vivir en esas condiciones de falta de higiene y queremos que alguien solucione ya este tema”, concluye Muñoz.