Si bien la revolución industrial supuso un antes y un después en la forma de entender los negocios y la vida en general, la situación vuelve a repetirse en nuestros tiempos, los albores de la revolución digital.
Ante estos cambios de paradigmas socioeconómicos, la presión social es la principal causante de que se modifiquen conductas y hábitos con el objetivo de aprovechar las nuevas herramientas que en poco tiempo llegan a nuestras manos.
Ésto es lo que se está viviendo actualmente a través de las innovaciones tecnológicas aplicadas a los modelos de negocio. Si bien hace tan sólo 15 años era complicado compartir coche con gente desconocida o que diferentes empresas compartieran espacios, bienes y servicios, hoy es más habitual que nunca.
Kunal Chabaldas, consultor de Economía Colaborativa y miembro de la comunidad OuiShare, indica la gran importancia que tiene la tecnología en estas nuevas formas de comercio colaborativo, siendo internet su mayor baluarte. La accesibilidad que ofrece la red de redes permite que empresas puedan financiar sus proyectos mediante donaciones vertidas desde cualquier punto del planeta. Ésto supone no sólo una nueva forma de plantear los negocios, sino que implica un re-aprendizaje por parte de empresarios y consumidores a la hora de comprender las posibilidades que ofrece.
Ahora es posible que proyectos que antes se quedaban en ideas poco desarrolladas debido a múltiples causas, ahora se lleven a cabo gracias a microinversiones de particulares. Del mismo modo que se generan productos, la economía colaborativa también conlleva que quienes la practican puedan encontrar servicios únicos hasta ahora. Éste podría ser el caso de CouchSurfing, el espacio web donde no sólo se puede encontrar alojamiento barato sino que, por el mismo precio, el anfitrión que hospeda puede ofrecerse como guía turístico además de poder terminar haciendo amistad con el visitante. Ésta es otra de las características fundamentales de la ola colaborativa, la comunidad, que se vuelve un valor en sí misma y es la que da lugar a una nueva forma de comprender las relaciones socioeconómicas, ya que no se trata de competir unos contra otros, como enemigos, sino de colaborar entre personas afines que comparten más que negocios.