Mano dura contra los incívicos. Es la conclusión a la que podemos llegar tras leer el borrador de la nueva ordenanza de limpieza pública que el Gobierno local espera aprobar en 2017 y que recalifica las infracciones endureciendo las multas para los que no respetan el espacio público y, en especial, lo ensucian con impunidad. En Ceuta nos gastamos millones de euros en mantener el servicio de limpieza viaria, pero seguimos esquivando cacas de perro por la calle, tirando la basura en los contenedores a deshora... Nos quejamos de una ciudad sucia, del dinero público invertido para limpiarla y al tiempo no buscamos una papelera donde dejar nuestros desperdicios y los tiramos al suelo.
Conocer la nueva ordenanza es y será una obligación de todo ciudadano, sobre todo porque nos enfrentamos a multas más duras y si nos tocan el bolsillo, duele. Habrá que esperar si el nuevo documento, una vez se apruebe definitivamente y entre en vigor, con sus tipificaciones y sanciones, disuaden a los incívicos de cometer sus tropelías. O tal vez no surta el efecto deseado.
Y podría ocurrir si a pesar de la nueva ordenanza, ésta no se complementa con una labor policial que penalice todas esas ‘sucias costumbres’ que algunos tienen. Si se detecta una infracción y no se denuncia y se sanciona y si no se hace cumplir la sanción de poco servirá, como hasta ahora, tener una ordenanza. Será ineficaz únicamente alzar la mano con la ordenanza en mano, si no se empieza a multar las infracciones. De hecho, no cabría pensar mejor campaña publicitaria para la nueva ordenanza que empezar a aplicarla con rigor y que el boca-oreja ayude a modelar el comportamiento de los incívicos.