La familia de Mohamed Said A.A., conocido como Moro loco y muerto de un disparo en septiembre del año pasado en Huerta Téllez, se ha opuesto, a través de la representación de su letrada, a que se dicte la puesta en libertad provisional del único imputado en esta causa, Mohamed Tarik A.M., que permanece en prisión desde el día de autos. Consideran que, de concederse, existe un claro riesgo de fuga y temen, además, que se produzcan coacciones sobre los testigos que pueda haber de los hechos. La Acusación Particular, que defiende los intereses de la familia del fallecido, mantiene que el detenido intentó huir el día de autos ya que tenía billete de barco de vuelta a Algeciras fechado para el día 16 pero optó por intentar abandonar la ciudad solo horas después de cometerse el crimen, el día 13. “¿Por qué si no lo hizo?”, se pregunta, insistiendo, de esta forma, en la existencia de ese riesgo de fuga al haber un precedente.
Los familiares del fallecido confían en la justicia y en la buena marcha del proceso abierto, por eso no quieren que se hagan “juicios de valor” al respecto sino que piden respeto y que se deje “a la justicia trabajar”, explican a El Faro. Respecto a la prueba de barrido microscópico que se practicó sobre la chaqueta que portaba el acusado en el momento de ser detenido por la Policía, y cuyo resultado ha concluido la inexistencia de residuos de disparos, la familia mantiene que no es una “prueba concluyente” y que hay que esperar a los resultados sobre rastros de otros residuos en el cuerpo, por lo que sería una “prueba aún incompleta”. Se apoyan en la posibilidad de que hubiera existido un cambio de chaqueta, tal y como les han informado algunas personas.
Pero para la familia del fallecido resultan claves, sobre todo, las manifestaciones que han prestado varios policías nacionales en el juzgado y que forman parte del Sumario que se sigue por homicidio, en las que incriminan al detenido en base a manifestaciones hechas por éste en dependencias policiales sobre lo ocurrido. Manifestaciones realizadas cuando ya se le había leído sus derechos, aunque sin presencia de abogado y en las que se apoya la Acusación Particular, a modo de confesión espontánea producto del “derrumbamiento”, para mantener la imputación confiando en que sean tenidas en cuenta por los magistrados como válidas cuando tenga lugar la celebración del juicio.
Desde que se produjera la muerte de Mohamed Said A.A., la Policía ha practicado solo una detención, aunque públicamente no han informado de que la investigación se haya cerrado por completo. Con una sola persona detenida y en prisión preventiva, se enfrentan radicalmente dos tesis: la de la Acusación Particular (que ahora se da a conocer) y la de la Defensa (publicada en la edición del pasado sábado), enfrentadas en cuanto a la incriminación o no del único detenido en los hechos. Entre fallecido y detenido existían enfrentamientos previos que incluso se habían materializado en, al menos, la presentación de una denuncia en la Jefatura con la que ha quedado patente la existencia de esa clara enemistad.