El Ministerio de Interior informaba esta semana, en un claro golpe efectista, de la ristra de actuaciones llevadas a cabo como parte de la lucha contra la trata. Nada menos que 787 mujeres liberadas después de ser objeto de una explotación sexual. Acompañando a esta cifra, decenas de operaciones policiales desarrolladas en distintos puntos del país con el objetivo de erradicar a las mafias que están detrás de la utilización de la mujer inmigrante. En ninguna de esas aparece la desarrollada en Ceuta por la UCRIF el pasado septiembre, que se saldó con la detención de varios nigerianos en el CETI, implicados en la localización y explotación de mujeres a las que captaban en origen y controlaban marcándolas con tatuajes. Los nigerianos funcionaban como una empresa negociando con mujeres a las que explotaban, introducían en Ceuta y controlaban hasta su pase a distintos puntos de la península o Europa, obligándolas a ejercer la prostitución como si fueran mercancía.
A los detenidos en septiembre, horas antes de que se produjera una avalancha consecutiva de inmigrantes por el espigón del Tarajal, se les sumaron otros en diversos puntos de la península. Así fue hasta el cierre de la operación que, al menos en Ceuta, se dio por cerrada aunque nunca se informó de la intervención policial por los cauces oficiales.
Que aquella madrugada estuvieran en el CETI no solo los componentes de la UPR sino la práctica totalidad del equipo de agentes que conforman la UCRIF no era algo casual. Se estaba gestando un operativo que nunca se ha incluido en el grueso de actuaciones publicitadas por el Ministerio a través de su web, a pesar de que, por lo poco conocido, vendría a demostrar el cruel modo de funcionamiento de las mafias nigerianas desde su origen hasta la parte que ya vemos en España.
Meses después de aquello y en plena sesión de balances, Interior informa de las 213 operaciones efectuadas en nueve meses, sin hacer mención específica a Ceuta. El director de la Policía, Ignacio Cosidó, destacaba esta misma semana que con este plan anti-trata se está luchando contundentemente para frenar esta lacra que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres que son tratadas como mercancía. En el camino, no obstante, quedan puntos por conocer.