Las entradas masivas que organizan los inmigrantes para conseguir su entrada en Ceuta no están siendo lo exitosas que estos esperan. A excepción del pase de 91 subsaharianos el pasado septiembre, el resto de avalanchas se le ha vuelto en contra a una población que apura los coletazos del invierno para intentar abandonar los bosques dejando atrás las duras batidas desarrolladas por los marroquíes.
No todos tienen disposición económica para pagar un pase oculto en vehículo, pero esta presión por goteo es la que más efectividad está teniendo entre la población irregular que espera al otro lado de la frontera llegar hasta el CETI. De hecho, desde septiembre las entradas en el centro del Jaral se han producido en pequeñas balsas o escondidos en vehículos ofrecidos por las redes que están explotando este negocio disponiendo de una flota de vehículos con dobles fondos para garantizar esos pases.
El 98% de las entradas irregulares de inmigrantes se están produciendo por esta vía o haciendo uso de una documentación falsa o, sin ser falsa, no pertenece al portador. Así está entrando la mayor parte de argelinos que llega a la ciudad y que busca lograr un pase rápido a la península ocultos en camiones. De los 664 inmigrantes que habitan el CETI, 462 son subsaharianos, 119 argelinos y 63 de otras nacionalidades. El grueso de argelinos al igual que los subsaharianos y sirios que han llegado hasta Ceuta lo han hecho por vías ajenas a los asaltos.