Ahora ya no es cuestión de buscar culpables, sino de encontrar soluciones. Si la situación del Cuerpo Nacional de Policía en Ceuta hace un mes era desesperada, porque los sindicatos hablaban de unos 80 agentes menos que hace dos años y medio, ahora es catastrófica con las perspectivas actuales y las que se vienen encima. Si se cumplen los malos augurios, que se cumplirán, porque las bajas son todas por jubilación, a finales de 2017, Ceuta estará con unos 400 agentes, un tercio menos de la plantilla que en el año 2014. Y es que a día de hoy, de los 520 policías de los que hablaban los sindicatos, se está por encima de los 480 y el catálogo de puestos de trabajos nada más que está cubierto en un 81%. Si ahora mismo no se pueden abrir carriles en el Tarajal porque no hay como mínimo un policía por carril en cada turno, si se cubren tres vehículos con dificultades para patrullar la ciudad, imaginemos lo que sucederá dentro de doce meses, con el goteo en negativo a lo largo de cada mes de 2017. Volvemos a repetir que no es cuestión ya de buscar culpables, sino de buscar soluciones. Que todos sabemos que en el resto del país el problema es el mismo, pero Ceuta no es Cuenca, ni Pontevedra, ni Salamanca, ni Huesca, poblaciones donde la seguridad ciudadana no es, por supuesto, una dificultad por contar con una frontera de la Unión Europea en África y además un puerto con una presión migratoria muy importante. Es ya una situación desesperada, donde todos los poderes públicos están obligados a ir de la manos a exigir, no a pedir, porque volvemos a repetir que Ceuta no es ninguna de esas ciudades que hemos mencionado, estamos donde estamos y somos lo que somos. Guste o no les guste a ellos y si además cuentan con el apoyo real del conjunto de las formaciones políticas de la oposición, mejor que mejor.