Sorpresa y satisfacción a partes iguales en la asociación Septem Nostra después de que el Gobierno local haya decidido renunciar a buena parte del proyecto de reforma integral del Paseo de la Marina. “Lo cierto es que no nos lo esperábamos, porque a pesar de los argumentos técnicos y políticos que se han esgrimido durante las últimas semanas en contra de esta actuación, no siempre es fácil que un Gobierno cambie de parecer, sobre todo cuando antes había manifestado una voluntad férrea de llevarlo adelante, pero las razones han tenido el suficiente peso como para que se lo tuviera que replantear”, admite su presidente, José Manuel Pérez, quien desde el “primer momento” avisaba de que el proyecto elaborado por la Gerencia de Infraestructuras y Urbanismo (Giuce) era “incompatible no solo con la normativa urbanística”, sino también con la Ley de Patrimonio Histórico “porque el proyecto original tenía una serie de consecuencias sobre el patrimonio que no eran las deseadas”, añade. “Nos parecía sorprendente que en el proyecto ni siquiera se hiciese alusión al Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de la Almina”, que data de 2008 y que obliga a unas medidas cautelares sobre los bienes, en este caso la muralla oculta en el aparcamiento subterráneo.
Muy “precipitado”
“Siempre entendimos que el proyecto se veía con mucha precipitación y en el que habían participado pocas personas en su diseño”, añade. Por este motivo, la asociación ha dirigido en este último mes y medio, desde que se conoció el proyecto, escritos tanto a la Consejería de Educación, Cultura y Mujer como a la Giuce “porque lo que más nos llamaba la atención era la transformación que se iba a realizar del Baluarte de San Sebastián, que es el que queda a la vista”. Explica Pérez Rivera que sobre este elemento “ni siquiera había una referencia a cuando en el Plan Especial, aunque sea a largo plazo, se prevé una recuperación de este espacio”. Atendiendo al proyecto original “se iba a perder la lectura volumétrica del baluarte, y toda esa perspectiva que tenemos ahora. La transformación sobre el baluarte no era sutil sino importante y la urbanística era de tal calibre que era necesaria una modificación del PGOU y una exposición pública”.
La modificación de la anchura de los viales de circulación prevista inicialmente en el proyecto era lo que a priori más problemas desde el punto de vista del patrimonio histórico suponía para la asociación Septem Nostra.