Escapar a cualquier precio. Es el destino de los inmigrantes, el sueño que persiguen. Atrás quedan sus países de origen y en el camino la presión de unas mafias que comercian y tratan con ellos como si fueran ganado. La Policía Nacional ha echado el cierre a la llamada Operación Minerva, aplicada durante el periodo OPE, en Ceuta, Algeciras y Tarifa. Tras las intervenciones quedan cifras: 780 inmigrantes irregulares interceptados, 136 documentos falsos y 37 vehículos robados recuperados.
La Policía Nacional dirige esta operación, coordinada por Frontex, en la que han intervenido representantes de 16 países europeos con 74 agentes expertos en documentos falsos y 30 guías caninos, trabajando desde el 1 de agosto al 16 de septiembre, periodo en el que han circulado más de 1.336.000 personas y casi 360.000 vehículos.
En el marco de la operación, los agentes han detenido a 64 personas que se dedicaban a facilitar la entrada a Europa a inmigrantes irregulares previo pago de importantes cantidades de dinero. Y así los agentes se toparon con casos en los que la capacidad humanitaria de todos ellos se puso de manifiesto. Escondidos dentro de maletas de viaje, sobre los ruedas de autobuses, bajo la cubierta de un barco, enredado en el motor o con la documentación de otra persona. Con todas estas situaciones se toparon los policías nacionales y en todas ellas su labor consistió en tratar de recuperar con vida al sin papeles que previamente había llegado a pagar hasta 6.500 euros, que es lo que las mafias cobran por colarlos dentro de vehículos, en dobles fondos o en depósitos preparados al efecto que requieren de mayor preparación. En total se detuvo a 64 facilitadores de estos pases.
Detrás de estos sucesos hay historias, como la de un joven que fue rescatado dentro de un maletero en el puerto de Algeciras, en estado de semiinconsciencia y a punto de morir asfixiado debido a las altas temperaturas que superaron los 50 grados. Intentaba llegar a Bélgica ocupando el coche de un familiar, literalmente emparedado entre las maletas y los asientos traseros. Terminó ocupando el que podía haber sido su ataúd de no ser por la rápida intervención de los policías, que tuvieron que reanimarle durante 20 minutos.
En una furgoneta, que había burlado los controles de esta parte del Estrecho, se encontró a un hombre y una mujer, que no alcanzaban la treintena, dentro de un par de maletas, después de haber pagado más de 6.000 euros cada uno.
¿Termina esto aquí? Ni mucho menos, los resultados de la Operación Minerva engordan unas estadísticas que no terminan con lo que se ha convertido en todo un negocio que busca las puertas de Ceuta y Melilla como salida hacia Europa.
Al CETI llegan por goteo inmigrantes que cruzan de manera irregular bien por mar o bien sorteando la frontera del Tarajal. La Policía mantiene abiertas varias investigaciones, todas ellas judicializadas, sobre integrantes de presuntas redes que se dedican a facilitar la entrada de inmigrantes ocultos en dobles fondos de coches. Disponen de sus enlaces en Marruecos y su base operativa en Ceuta. Así se presume que han conseguido entrar los subsaharianos de mayor poder adquisitivo, alguna familia de argelinos y los sirios, que rozan ya los cuarenta.
La Policía Nacional dirige esta operación, coordinada por Frontex, en la que han intervenido representantes de 16 países europeos con 74 agentes expertos en documentos falsos y 30 guías caninos, trabajando desde el 1 de agosto al 16 de septiembre, periodo en el que han circulado más de 1.336.000 personas y casi 360.000 vehículos.
En el marco de la operación, los agentes han detenido a 64 personas que se dedicaban a facilitar la entrada a Europa a inmigrantes irregulares previo pago de importantes cantidades de dinero. Y así los agentes se toparon con casos en los que la capacidad humanitaria de todos ellos se puso de manifiesto. Escondidos dentro de maletas de viaje, sobre los ruedas de autobuses, bajo la cubierta de un barco, enredado en el motor o con la documentación de otra persona. Con todas estas situaciones se toparon los policías nacionales y en todas ellas su labor consistió en tratar de recuperar con vida al sin papeles que previamente había llegado a pagar hasta 6.500 euros, que es lo que las mafias cobran por colarlos dentro de vehículos, en dobles fondos o en depósitos preparados al efecto que requieren de mayor preparación. En total se detuvo a 64 facilitadores de estos pases.
Detrás de estos sucesos hay historias, como la de un joven que fue rescatado dentro de un maletero en el puerto de Algeciras, en estado de semiinconsciencia y a punto de morir asfixiado debido a las altas temperaturas que superaron los 50 grados. Intentaba llegar a Bélgica ocupando el coche de un familiar, literalmente emparedado entre las maletas y los asientos traseros. Terminó ocupando el que podía haber sido su ataúd de no ser por la rápida intervención de los policías, que tuvieron que reanimarle durante 20 minutos.
En una furgoneta, que había burlado los controles de esta parte del Estrecho, se encontró a un hombre y una mujer, que no alcanzaban la treintena, dentro de un par de maletas, después de haber pagado más de 6.000 euros cada uno.
¿Termina esto aquí? Ni mucho menos, los resultados de la Operación Minerva engordan unas estadísticas que no terminan con lo que se ha convertido en todo un negocio que busca las puertas de Ceuta y Melilla como salida hacia Europa.
Al CETI llegan por goteo inmigrantes que cruzan de manera irregular bien por mar o bien sorteando la frontera del Tarajal. La Policía mantiene abiertas varias investigaciones, todas ellas judicializadas, sobre integrantes de presuntas redes que se dedican a facilitar la entrada de inmigrantes ocultos en dobles fondos de coches. Disponen de sus enlaces en Marruecos y su base operativa en Ceuta. Así se presume que han conseguido entrar los subsaharianos de mayor poder adquisitivo, alguna familia de argelinos y los sirios, que rozan ya los cuarenta.