AUGC recoge, con esta denuncia, las quejas y el auxilio trasladado por los agentes destinados en zona portuaria que se enfrentan, mermados, a una salida continua de tabaco hacia la península. En el control de escáner, un solo agente revisa las maletas que pretenden el embarque. Detenerse en los registros de las que portan tabaco es labor imposible debido a las retenciones que llegarían a producirse para el embarque. La asociación estima que con un aumento del personal, la labor de veto a un contrabando que va a más y que ha emergido de la mano de la crisis económica se llevaría de mejor forma.
Familias numerosas, menores de edad, mujeres organizadas y funcionarios representan los perfiles básicos de quienes están detrás de este contrabando.
AUGC denuncia que se ha constituido un grupo importante de familias numerosas que, aprovechando la gratuidad del barco, llevan a cabo distintos viajes a la península para alimentar un negocio con el que, por cartón, puedan sacarse hasta 20 euros. “Los pases son continuos, aprovechan ese beneficio para marchar a la península y dar salida a la mayor cantidad de cartones”, denuncia la asociación. Los que embarcan sin vehículo se forran el cuerpo con los cartones mientras que los que lo hacen en coche, lo rellenan, hasta las ruedas, con el material. El ejercicio del porteador del Biutz se extrapola al puerto pero a la inversa, para intentar sacar de la ciudad mercancía sobre la que se ha alertado del perjuicio que ocasiona a la salud de las personas por las dudas que, sobre sus componentes, se tiene del tabaco chino.
A las familias numerosas se suman grupos de mujeres que esconden tabaco entre ropas que, a su vez, son falsas (sobre todo material deportivo y equipaciones) y menores, adolescentes a punto de cumplir la mayoría de edad, que han sido descubiertos intentando sacar el tabaco.
A este grupo se añade el más sangrante, el de funcionarios que añaden a su paga con plus de residencia incluido el sobresueldo que les reporta el contrabando de tabaco. Militares, funcionarios de prisiones y policías han sido interceptados o en el puerto de Ceuta o ya en el de Algeciras con gran cantidad de tabaco que pretendían colar de contrabando. “Se han producido casos de compañeros que tras ser descubiertos con el tabaco han increpado al agente de turno echándole en cara que hagan esto con alguien de la misma o de otra fuerza de seguridad”, lamenta AUGC, que llega a cuestionar y criticar la credibilidad que, de cara al ciudadano, puede tener ese funcionario que incurre en actuaciones de este tipo. AUGC advierte del peligro para la salud pública que tiene el tabaco chino señalando que nadie concreta sus componentes nocivos más allá de los que tienen el tabaco que se sigue según los canales oficiales ajenos al contrabando. “Quienes trafican con este tabaco y más si son miembros de las fuerzas de seguridad deberían conocer este extremo porque puede incurrir en un delito contra la salud pública”.
El triple delito que hay detrás de una sola acción
La crisis ha provocado un incremento del contrabando reconocido por las propias fuerzas de seguridad y por la Agencia Tributaria que, en su lucha contra lo que es un fraude, se ha hecho con un sistema de videovigilancia que consiste en una furgoneta escáner capaz de detectar en 30 segundos el tabaco en cualquier punto del automóvil o de la persona. En algunos casos se introducen cajetillas en las llantas del neumático. En Ceuta cada vez son más las aprehensiones de tabaco que se llevan a cabo en el puerto o en la frontera.
Detrás de una sola acción se comete un triple delito. Ya no solo el de contrabando, que se salda con una multa que los afectados no abonan en el caso de ser insolventes (como es la mayor parte de las ocasiones), sino el de fraude contra la Hacienda Pública y el ejercicio de una clara competencia desleal contra los estanqueros que, abonando sus impuestos y disponiendo de la mercancía de forma legal, ven como sus ventas descienden notablemente. De hecho, tras la denuncia que hace un par de años hizo AUGC del tráfico de tabaco chino, los estanqueros aplaudieron que alguien defendiera la lucha contra una acción que ha provocado incluso el cierre de algunos negocios en el sur peninsular. A este ramillete de delitos, la AUGC añade otro posible: el de contra la salud pública por los componentes de ese material
En coche: 300 euros, andando: 200
El contrabando de tabaco chino procedente de Marruecos reporta importantes ganancias. No es algo anecdótico, ni mucho menos. La introducción del material en Ceuta, a través del Tarajal, y su posterior venta en la península, tras cruzar el barco, se convierte en todo un arte basado en la organización que genera beneficios. Hasta la fecha la Guardia Civil ha hecho cuantiosas intervenciones aisladas para intervenir esta mercancía. Intervenciones que llevan pareja una multa de Aduanas. Nunca, en cambio, se ha llevado a cabo una operación para ir más allá, para intervenir en los barcos que, en determinadas franjas horarias, marchan cargados de pasadores de tabaco.
Un solo viaje de un vehículo cargado de tabaco supone una ganancia de unos 300 euros para su pasador. Eso solo en un día y por un pase. En el caso de llevar menos cantidades y hacerlo andando, se pueden ganar hasta 200 euros en un mes. El cartón se compra por unos seis euros en Marruecos y se vende por 25 en la península. Es decir, un triplete que tan solo puede tener una consecuencia: si los pasadores son detenidos se les retira la mercancía y se les sanciona. Nada más. No se complican con penas de cárcel. Los hay que cobrando una ayuda del Servicio Público de Empleo o de carácter social, la redondean haciendo este tipo de pases.
En otros casos los pases no se hacen por lograr el pico para llegar a final de mes, sino por tener más dinero o porque, sencillamente, el billete de barco salga gratis. Entre la ristra de intervenciones de la Benemérita hay actuaciones en las que se ha detectado a funcionarios con sueldo fijo llevando a cabo este tipo de pase.
AUGC denuncia que en determinados barcos se juntan algunos de los pasadores para repartirse la mercancía antes del desembarco. “Como un mercadillo”, denuncian.