La Asociación Española de la Guardia Civil se ha posicionado sobre la situación que afecta directamente a los guardias civiles en la frontera. Es bueno que la asociación hable, porque es necesario tener todos los puntos de vista sobre una tragedia que tiene cuantiosas consecuencias para todos. Esa tragedia no es otra que la que a diario se produce en la frontera.
Dicen los guardias civiles que no pueden más, que están parando a diario avalanchas, que frenan accidentes, que si no actúan de esta manera puede haber muertes. Denuncian, a través de la asociación, las penurias vividas en una semana en la que todo se ha llevado al extremo y advierten del clima, cada vez más hostil, que se está produciendo en un punto de nuestra Ceuta que parece está cada vez más perdido.
Los agentes dicen que han tenido que sacar a mujeres y a niños de las avalanchas, protestan porque son un puñado de hombres frente a cientos de personas que sí o sí quieren salir. Y aseguran que están cumpliendo órdenes porque lo que sucede en el Tarajal es un asunto de orden público.
Resulta imposible, a día de hoy, encontrar una sola voz positiva en torno al drama fronterizo
Al igual que los guardias civiles tienen voz, también la tienen los demás actores que confluyen en torno a una problemática fronteriza que ha superado a todos. Porque lo que allí sucede a diario no tiene nombre, porque es el ejemplo del reino del caos, porque no se puede mantener la anormalidad conocida por todos durante tanto tiempo. Y la problemática de la frontera está siendo mantenida en esta situación demasiado.
Los guardias civiles dicen que no pueden más. Tampoco pueden los ciudadanos vecinos de la zona, los porteadores que no saben qué hacer, los comerciantes legales, las víctimas del abandono... creo que a fecha de hoy no se puede encontrar una sola voz positiva en torno al marco fronterizo. Nadie es capaz de entender lo que allí pasa y lo peor de todo es el silencio que rodea todo esto y el paso de los meses, incluso de los años sin atisbo de solución. Más bien al contrario, parece que estamos atrapados en un callejón sin salida que solo permite ciertos tiempos de tranquilidad.
Las protestas de todos, las quejas de unos y otros deben ser escuchadas, deben obtener el respaldo solicitado en Madrid, comprometido y nunca ejecutado en la medida en que esta ciudad lo merece.