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Donde antes había terrenos de cultivo, ahora se levanta esta barriada con más de un siglo de vida. Sus vecinos compraron las parcelas y levantaron sus viviendas
Es difícil saber con exactitud la edad de la barriada Finca Guillén, pero sus vecinos están convencidos de que supera los cien años. Antes se ubicaba la propiedad de la familia Guillén. Eran tierras de cultivos que se expandían desde el Poblado de Regulares hasta Villajovita y que se vendió por parcelas en el año 1942. “Cada una costaba 25 pesetas de la época y los vecinos compraron en base a su capacidad económica”, explica el presidente de la asociación de vecinos de Finca Guillén, Abdeselam Lahsen.
Donde antes se levantaban viviendas de chapas a lo largo de una zona de huertos, con el tiempo han ido apareciendo casas de obra. Todo un cambio que muchos vecinos aún recuerdan, porque han nacido en el barrio. “Llevo viviendo toda la vida aquí y es una barriada muy tranquila. Ha cambiado mucho, antes estaba lleno de cañizales y, aunque ahora está bien dentro de lo que cabe, tiene que haber más mejoras, como iluminación, bancos en la plaza y zonas de juego para los críos”, apunta uno de los vecinos y vocal de la AAVV, Ahmed Ali.
El derribo de algunas viviendas en terreno militar ha dejado tras de sí zonas que algunos utilizan para arrojar escombros y basuras. Los vecinos proponen una solución más práctica. “Cuando tiraron las casas ni siquiera limpiaron y esto se ha convertido en un vertedero. La basura y los escombros no deberían estar aquí, pero el que hace obras en su casa viene y tira los restos. Podrían poner el local social y organizar actividades para todos los vecinos”, asevera Lahsen.
De esta forma, repiten una de las demandas más reiteradas en el resto de la ciudad. Un local donde organizar actividades para todos los vecinos. Mientras atienden su petición, recurren a un pequeño espacio donado por el presidente de la asociación de vecinos. “Es un favor que hizo el presidente, pero al menos que nos coloquen un contenedor como en otras barriadas y así los niños puedan realizar actividades porque nos preguntan por qué otras barriadas tienen campo de fútbol y parque de juegos y ellos no”, asevera Ali.
Una mezquita con tradición
La barriada dispone de una pequeña mezquita, una de las más antiguas de la ciudad que data de los años 60. “Entonces sólo estaban las mezquitas de Sidi Embarek y del Morro. Construimos ésta a la que acuden todos los vecinos y tenemos a nuestro imán que es una persona maravillosa” asegura Ali.
El líder espiritual de la comunidad musulmana de Finca Guillén lleva 14 años en la barriada y dice “estar muy contento”, aunque se traslada todos los días hasta Castillejos para visitar a su familia que continúa residiendo allí.
“Cuando hay un problema acudimos a él y nos da consejos. Le gustaría tener una vivienda porque con la modificación que están haciendo con los imames no puede vivir aquí, pero cuando llegue el momento ya reivindicaremos una casa si le corresponde”, asegura el presidente de la AAVV.
Colegio coránico
Tampoco falta un aula donde las mujeres y los niños asisten a clase de árabe clásico. “Me gusta aprender árabe para leer y escribir, llevo poco tiempo pero voy bien y ya estamos leyendo el Corán”, explica una de las alumnas, Sora.
Una carretera que ha provocado más de una accidente
Uno de los mayores problemas al que se enfrenta la barriada es la existencia de un vial en cuesta que supone un importante riesgo, tanto para vehículos como peatones. Son habituales los accidentes de coches y las caídas de los vecinos.
“Es bastante peligrosa y más cuando llueve. Los niños van al colegio, se caen y llegan empapados. Yo misma me he caído y un vecino se ha roto la cadera. Más de un coche ha rodado hasta abajo y ha volcado”. Es el testimonio de una de las vecinos víctima de esta peligrosa carretera, cuya antigüedad la ha convertida prácticamente en una pista de hielo. “Necesita que le echen una capa de asfalto porque ya ni los neumáticos de los coches aguantan”, explica otro de los vecinos que también sufrió un accidente con su vehículo”.
“Pedimos que nos construyan unas escaleras porque es el único acceso para llegar al colegio”, exige la vecina.
La única solución hasta el momento fue la colocación de unos quitamiedos que “no hacen nada”.
Los más atrevidos suelen bajar por el monte colindante, una alternativa que no presenta menos riesgos y que, de no caer, “también terminas lleno de fango”.
Uno de las vecinos comenta la terrible experiencia vivida por su suegra. “Bajó por el camino de tierra con el coche, detrás llevaba a un niño de un año que tiene síndrome de down y a su hermana que era más mayor. “Cayó barranco para abajo, la niña saltó desde el coche y mi suegra y el niños siguieron hacia abajo hasta que el coche paró. Entonces al pegar con la barrera se levantó por detrás, volcó y se quedó bocarriba. Ahora lleva tres meses con una vértebra rota”.
Dudú’, un ejemplo a seguir en la barriada
Finca Guillén puede jactarse de tener entre sus vecinos a uno de los deportistas más polifacéticos de la ciudad, Mohamed Mustafa 'Dudú', quien recordaba orgulloso sus inicios en el deporte. Divertido comenta que “ya era atleta en la barriga de mi madre. Cuando nací mi madre decía: cogedlo que va a salir corriendo”. Utilizaba cualquier medio para entrenar en los mismos montes que hoy siguen intactos. “Cogía dos latas de cinco kilos de atún y las usaba como pesas”, explica. “Ni Cristiano Ronaldo, ni Messi ni nada....Dudú”.
Ha practicado desde atletismo a pesca submarina, fútbol o boxeo. Es ejemplo para los jóvenes que ven en él a un deportista que ha luchado toda su vida por su gran pasión. “Estoy sufriendo más que ellos porque no tienen un sitio para jugar al fútbol”.
Pero ‘Dudú’ sigue luchando, ahora por ellos y ha recogido firmas para pedir la construcción de un campo de fútbol donde los más jóvenes puedan practicar.
Un terraplén sin uso práctico
En las inmediaciones de Finca Guillén, la polémica está servida con un terreno cuya titularidad no queda clara. Militar o civil, el terraplén ubicado en la zona trasera del acuartelamiento de Regulares está absolutamente abandonada. Los vecinos piden que se habilite y se le de un uso más práctico. “Ni siquiera entran taxis o ambulancias y si hay personas mayores que lo necesitan, tenemos que ayudarlos entre nosotros. Tenemos que echar arena para cubrir los baches y pasar con los coches. Llevamos años quejándonos y a día de hoy no hay solución para este terreno y es una pena que esta barriada la tengan tan olvidada”, se lamenta el vecino Mohamed Abdelkader.
Los vecinos proponen numerosas ideas en la zona: juegos para niños, local social o una zona de aparcamientos. En cambio “sólo hay ratones, serpientes, gallinas y muchas piedras”.
Las alcantarillas en el descampado no están en mejores condiciones. “Las arreglamos los vecinos y pusimos la tapadera porque los camiones no la ven cuando pasan por la noche y un día van a meter las ruedas dentro”.
Los únicos contenedores de la barriada se encuentran en esta zona. Son insuficientes y llegar a ellos es toda una odisea. “Nos ha costado mucho que el camión de basuras venga hasta aquí y cuando hace mucho viento salen volando hasta abajo, porque no hay nada para sostenerlo. Sólo hay tres contenedores para toda la barriada y para tirar la basura no hay iluminación”.
Campo de fútbol y parque infantil
Los niños y niñas exigen un campo de fútbol y un parque infantil, “cuando queremos jugar, los vecinos salen y nos echan porque les molestamos y tenemos que irnos a la placilla y después nos gritan y nos echan. Practicamos con un banco. No nos hacen caso”.
Las chicas aseguran que, a veces, se ven obligadas a jugar en las cercanías de los barrancos. “No nos quieren poner un parque infantil y nos tenemos que ir a esos campos”.