Se cumple un año desde que nos dejaste. Y se hace duro, vaya que sí se hace. Con Reduan se nos fue parte de la alegría de El Faro. Ten por seguro que no hay momento en el que no te recordemos, sobre todo esta semana cuando se procedió a la colocación del belén subacuático del RING-7. Esas, el año pasado, fueron tus últimas fotos. Ya no volviste a sentarte más con nosotros.
La vida está hecha a base de auténticos mazazos que debemos asumir. Eso nos dicen. Como si fuera tan fácil dar por hecho que personas tan especiales se borren de un plumazo en tu vida o en tu trabajo. Podemos fingir que seguimos adelante como cualquier cosa, pero no es verdad.
Reduan Ben Zakour era más que un compañero de trabajo, pero en esas crueles decisiones del destino se marcó en su vida el punto y final. Después de aquello nada ha vuelto a ser lo mismo. Y eso es algo que todos los que te conocimos y disfrutamos de tu compañía lo sabemos.
Han sido tantos y tan ricos los momentos compartidos que su recuerdo es lo único que sirve de cierto consuelo. Reduan hizo muchísimo bien, era algo más que el fotógrafo de la sociedad caballa. Su labor con las familias de desaparecidos en el cruce de fronteras haciendo de traductor fue impagable porque gracias a ello colaboramos en la identificación de fallecidos y dimos consuelo a madres que esperaban noticias.
Sus ganas de aprender y de superarse crecían en un ejemplo extraordinario de buen profesional. Resulta complicado dar con alguien lleno de tantísima curiosidad.
Tras tu marcha ha habido sucesos de envergadura y en todos ellos siempre te hemos recordado, imaginando qué hubieras dicho o qué hubieras comentado.
Pero la vida hay que aceptarla como viene, eso nos dicen, quizá porque no queda otra que continuar el sendero, aunque de manera brusca ese puñetero destino me haya arrebatado a uno de los mejores compañeros, amigos y consejeros que he tenido.
El recuerdo te mantiene vivo, pero no es lo mismo. Tu eterna sonrisa, tan preciosa e imborrable en la memoria demostraba lo que eras, un ser increíble.
Carmen preciosa palabras las que le dedicas a tu gran amigo y compañero del alma, Reduan, era una gran persona tal como dices.
Tuve la suerte de conocerlo y puedo corroborar que era una gran persona muy humano y especial.