Vox ha terminado por estallar. Y eso que la crónica ni siquiera ha atravesado el ecuador. Verdejo ha cargado públicamente contra su número 1 después de tiempo en el que ambos evidenciaban una nula relación. Atrás quedan otras personas que han ido dejando el partido con anterioridad o han sido alejados del mismo. Igual ha ocurrido con la suerte de sindicatos que crearon a su amparo, cuyos cabezas visibles han salido escaldados. Quedan otros por retratarse en público si es que optan por dar el paso y hablar.
Cómo termine la película lo iremos viendo poco a poco. En la hemeroteca tenemos varios ejemplos de formaciones muertas que nacieron únicamente movidas por el oportunismo y la explosión del discurso fácil además de engañoso, como ha hecho Vox.
Ellos movieron los hilos a los que se aferraron muchos de los que aplaudieron -y lo siguen haciendo- sus auténticas barbaridades. Esa sociedad adormecida a la que se le engatusa con mentiras está ahí. La despertó Vox, pero antes lo hicieron otros. Eso es lo verdaderamente grave de todo esto.
La acción política de Vox es nula, no crean absolutamente nada, llevan las mismas propuestas sobre los mismos temas al pleno, nutren sus valoraciones de mentiras, generan odio y recelo entre la población.
Ese ha sido su resultado político. Quienes no comulgaban con sus ideas recibían de premio el mensajito de ‘te vamos a echar’ o el ‘vete a tu tierra’. Racismo en vena, vamos. Racismo aplaudido por ellos, los visibles, pero también por la hilera de cobardes que les siguen el rollo en redes sociales con perfil falso o no.
Vox no se rompe, lleva roto tiempo. Ahora están en la fase del espectáculo, algo que les debe importar y preocupar a ellos, sobre todo a los que tengan que dar explicaciones por lo que han hecho.
Al resto, como a mí, nos importa bien poco el devenir de una formación que nunca mereció respeto, que se disfrazó de fuerza democrática para fomentar la separación y el odio entre nosotros y que se dedicó a mentir con los más débiles, con los que no pueden defenderse, con menores.
Vox ya no es nada, nunca lo fue porque no tenía sentido, es una formación de individuos que lo único que quieren es mandar y engañan a las personas, nunca van a cumplir las tonterías que dicen.
La principal misión de Vox Ceuta ha sido separar a la población, pero no lo han conseguido.
El problema de Ceuta y de España es que prácticamente no tenemos ningún político que merezca la pena, todos más o menos son iguales, no tiene calidad ninguna como político, empezando por Juan Vivas y terminando por el mercenario de Pedro Sánchez.