El Cuerpo de Sanidad Militar, surge a raíz de la Real Orden de treinta de enero de 1836. Inicialmente se componía de dos ramas o especialidades, Medicina y Farmacia aunque intervendría una tercera, Veterinaria.
En medicina, existían dos Escalas, llamada “facultativa o técnica” que la componían licenciados o doctores en medicina, que habían ingresado por oposición al Cuerpo militar y una segunda escala, también militares formada por jefes y oficiales de la “reserva retribuida” que procedían de la clase de tropa y que accedían a dicha escala después de una oposición en las academias regimentales del Cuerpo. Más tarde accederían soldados de reemplazo licenciados en Medicina, formando la “Escala de complemento”.
Hay que remontarse a la primera guerra de África (periodo 1859-1860), cuando aparecen por primera vez las “Compañías Sanitarias”, dotadas de una plantilla compuesta por un Medico Mayor como jefe de unidad, un Primer Ayudante, dos Segundos Ayudantes, un Sargento Primero como Practicante Mayor, treinta y cuatro Practicantes de Medicina y Farmacia, trece Clases de tropa como aparatistas (sanitario capacitado para realizar curas de la forma que indicara el Jefe de la clínica y reposición de los medios empleados en la cura), Cabos de sala y setenta Sanitarios. Sería la base de la futura primera Brigada de Sanidad creada en 1868.
Se publicó el Reglamento Orgánico del Cuerpo de Sanidad Militar el primero de septiembre de 1873, compuesto por personal de la brigada bajo el mando de jefes y oficiales médicos, formando unidades a pie para hospitales y montadas para ambulancias.
Más tarde, el uno de julio de 1896, se publicaba el Reglamento del Servicio Sanitario de Campaña, organizándose una Jefatura de Sanidad y varios Escalones de Apoyo, estando al mando del Coronel médico D. Francisco Triviño Valdivia.
El primer escalón lo compondrían los médicos destinados en la unidades, un segundo escalón compuesto por un total de ocho hospitales, formadas por tiendas- hospital que disponían de una sala de curación, un quirófano, botiquín y camas para atender a los heridos antes de su evacuación según gravedad de sus heridas y un tercer escalón que lo compondría los hospitales situados en Melilla. Estos hospitales se clasificarían en tres grupos:
Primer grupo: Hospital de Alfonso XIII de responsabilidad del Cuerpo de Sanidad Militar dotado con una capacidad para 750 camas, el Hospital Central, antiguo Hospital Civil de Melilla y dotado con 200 camas, Hospital de Infecciosos servido por médicos militares y el Hospital de Indígenas con capacidad de 100 camas para los naturales de aquella zona.
Segundo grupo: Hospital Docker dependiente de la Sanidad Militar con capacidad para 750 camas.
Tercer grupo: Hospital de Santiago, instalado para atender las necesidades de las operaciones de la zona con una capacidad de 750 camas y atendido por la Sanidad Militar.
Además, existía el Hospital de la Cruz Roja atendido por personal de Sanidad Militar, Damas Enfermeras, creadas durante el reinado de Alfonso XIII bajo la tutela de la Duquesa de la Victoria (Carmen Angoloti y Mesa) y la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Las Hijas de la Caridad fueron fundadas el veintinueve de noviembre de 1633 por el sacerdote francés Vicente de Paúl (1581-1660) y Luisa de Marillac (1591-1660), instalándose oficialmente en España en 1790 haciéndose cargo de las cárceles de mujeres y siendo empleadas como enfermeras en hospitales.
Por una real orden de fecha de siete de febrero de 1896, un Convenio entre el director general del Real Noviciado de las Hijas de la Caridad con la Capitanía General de Barcelona, fechado en diecinueve de noviembre de 1897, hizo posible el establecimiento de las Hijas de la Caridad en el Hospital Militar de Barcelona adquiriéndose ropa, efectos, mobiliario y ornamentos religiosos. Posteriormente, se firmaría un nuevo convenio, esta vez con fecha de doce de enero de 1898 para el establecimiento de la Compañía en la totalidad de hospitales militares.
A raíz de la guerra de Marruecos, el Rey Alfonso XIII, dispuso por una real orden de treinta y uno de agosto de 1921, con carácter de urgencia, se implantara el servicio de asistencia de las Hijas de la Caridad en los hospitales militares establecidos en Africa según su importancia:
Primer grupo: Ceuta, Melilla y Larache (tres Comandancias Generales existentes).
Segundo grupo: Tetuán.
Tercer Grupo: Alcazarquivir, Arcila, Alhucemas, Chafarinas, Nador, Peñón de Vélez, Xauen y Zeluan.
Para asistencia a los heridos, se establecieron una serie de hospitales en la Península con el fin de tratarlos estando situados en las provincias de Badajoz, Córdoba, Granada, Almería, Cartagena, Alicante y Valencia.
Si hay un hecho relevante que destaca en este periodo del conflicto, sería el Desembarco de Alhucemas realizado el día 8 de septiembre de 1925 en la que la Sanidad Militar tendría un papel destacado.
Cada una de las dos Brigadas que desembarcarían al mando de los Generales Saro y Fernández Pérez, estaba dotada con una ambulancia de campaña con 36 artolas (a tres secciones de 12 artolas) y 50 mulos, una sección de 100 camillas, una sección de servicios higiénicos (con potabilizadoras, letrinas y servicio de enterramiento de cadáveres) y un hospital de campaña reforzado con una sección de zapadores.
La Brigada Fernández Pérez estaba organizada en dos columnas, la primera al mando del coronel Goded, dotada con una ambulancia de campaña y una sección de camilleros y la segunda al mando del coronel Vera, disponía de una ambulancia de campaña, un hospital de campaña, una sección de servicios de higiene y una sección de camilleros.
El hospital de campaña organizado en la Brigada Saro se encontraba adscrito al Cuartel General. La primera columna mandada por el Coronel Franco disponía de una ambulancia de campaña y por una sección de camilleros. La segunda columna al mando del Coronel Marín, disponía de ambulancia de campaña y una sección de camilleros mientras que la tercera columna al mando del Teniente Coronel Campíns, disponía de una sección de ambulancia de campaña y una sección de camilleros.
El material sanitario de una unidad tipo Batallón disponía de botiquines y mochila de Batallón contando las compañías con bolsas sanitarias y el soldado de a pie con paquete de cura individual modelo 1916. Para las evacuaciones, se emplearía camillas transportadas a mano por sanitarios o mulos transportando artolas para los heridos y ambulancias.
Surge el empleo del barco hospital, navíos transformados en hospitales de campaña, pertenecientes a la Compañía Transatlántica (posteriormente Compañía Transmediterránea en 1916), que fueron aportados para la evacuación de heridos y enfermos destacando entre ellos los buques “Andalucía” con capacidad para 330 camas y que contaba con un equipo quirúrgico estando de reserva, “Barceló” con 266 literas desglosadas en 214 para tropa, 26 en segunda clase para Suboficiales, 22 de primera clase para oficiales y 4 de primera clase para jefes y contaba con quirófano, enfermería para infecciosos y una sala para psiquiatría integrado en la Columna Saro, “Villareal” situado en la Columna de Fernández Pérez con capacidad para 330 camas y el “Castilla” (hundido en la bahía de Melilla a causa de un temporal).
Las barcazas tipo K que fueron empleadas en la operación de desembarco, compradas en Gibraltar y que habían sido empleadas en el desembarco aliado realizado en Gallipoli durante la I Guerra Mundial que resulto siendo un fracaso, cumplían doble misión, el transporte de soldados a desembarcar y una vez realizado eran empleadas para transportar a los heridos a los barcos hospitales. Cada Brigada era apoyada con dos barcazas ambulancia siendo las K-8 y K-16 en la columna Franco y las barcazas K-4 y K-19 en la columna Martín, contando cada una de ellas con un enfermero y seis camilleros y el correspondiente material sanitario, 50 paquetes de cura individual, 50 paquetes de compresa, 100 vendas variadas, tintura de yodo (300 grs.), un litro de alcohol de 90o y seis tubos de goma para la detención de la hemorragia (hemostasia).
En cuanto al empleo del ferrocarril con la misión de evacuación de heridos, se situaban dos trenes-hospitales en Málaga (heridos provenientes de Melilla) y Cádiz (heridos provenientes de Ceuta y Larache) y un tercero en Madrid como reserva.
En 1921, el ferrocarril que realizaba el recorrido de Ceuta a Tetuán, se le agregaría un coche ambulancia para traslados de heridos o fallecidos, según modelo del vagón. Mientras al hospital de Melilla se le dotaría de un apeadero para facilitar transporte y embarque de los heridos y enfermos evacuados desde el frente para seguidamente trasladarlos en barco o en hidroavión.
Empleo de medios aéreos, siendo elegido para el transporte de heridos el modelo Junker F-13, en las versiones terrestre y naval (hidroavión). Cada medio contaba con un piloto, un mecánico, un oficial médico y dos heridos a evacuar.
Si hay que destacar un hecho triste y duro, fue la exhumación en el año de 1923 de los cadáveres de Monte Arruit que tuvieron que realizar el 1o Regimiento de Sanidad Militar, Grupo Expedicionario del 1o Regimiento de Zapadores Minadores y el Grupo Expedicionario del Regimiento Treviño, 26 de Caballería, siéndoles concedido a las tres unidades de la Orden Civil de Beneficencia el diecisiete de mayo de 1856 y que recompensaba los servicios por calamidades públicas.
Y por ultimo hacer mención a la labor de los médicos que intervinieron en la Campaña, destacando el Comandante D. Mariano Gómez Ulla con la creación de hospitales transportables a lomos de mulos, llamados más tarde “Hospitales Gómez Ulla", el Comandante D. Fidel Pagés Miravé, creador de la anestesia epidural o el Comandante D. Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro, héroe de la defensa de la iglesia de El Baler, encargado del Hospital de Dar-Drius, entre otros médicos desconocidos que realizaron una labor de sacrificio incluso algunos dando su vida por la Patria u otros que recibieron las máximas condecoraciones frente al enemigo en combate.