El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Guillermo Martínez, defendió que se había buscado el consenso entre empresarios, asociaciones contra el ruido y consumidores en la ordenanza de terrazas y veladores, “porque los vecinos tienen derecho a la tranquilidad y los empresarios a su actividad económica”.
Reconoció que la unanimidad era imposible, pero que se sentía satisfecho de los acuerdos a los que se habían alcanzado entre las dos partes.
Comentó que se había intentado con esta ordenanza regular los horarios, la prohibición de elementos sonoros en las terrazas y la obligación de que el mobiliario sea lo menos ruidoso posible.
Igualmente, manifestó que permanecía igual la idea de que la tasa por ocupación de suelo público fuera gratuita.
Caballas
Por parte de Caballas, a través de Juan Luis Aróstegui, se mencionó que el equilibrio residía en la aplicación de la norma y no en la reducción del horario y que no entendía que por un lado se hablara de atraer el turismo y por otro se van limitando las posibilidades.
Desde el punto de vista del portavoz accidental de Caballas era una actividad que generaba entre ciento cincuenta y doscientos puestos de trabajo en nuestra ciudad y que se debería tener cuidado, “además pensamos que es una actividad que requiere una mayor libertad”.
Por otro lado argumentó que se había guardado la posibilidad de los horarios en función de la Navidad y la Semana Santa, pero que se habían olvidado del Ramadán, “que es una época que siempre se vive mucho por la noche”.
Igualmente, se mostró en desacuerdo con que no se cobrara la tasa a los empresarios, yendo más lejos al reflejar que si lo que desean es combatir el ruido que lo hagan a través de esta ordenanza y no con la ordenanza de terrazas en la mano. Desde su punto de vista, si se aplica esta normativa, desde luego, cerrarían gran parte de las cuarenta y cuatro terrazas que hay ahora mismo en nuestra ciudad.
Acusa a Caballas de muy escasa sensibilidad
El portavoz del Gobierno, Guillermo Martínez, acusó a Caballas de tener poca sensibilidad hacia las personas que habían sufrido por el ruido y que en el mes de octubre no habían llevado a pleno la ordenanza porque se había pedido más tiempo para la presentación de propuestas. Sobre este mismo particular reflejó que desde el primer partido de la oposición se echaba en falta propuestas constructivas a las acciones que presentaba el ejecutivo autonómico. Mientras, sobre este mismo particular, argumentó el mismo Juan Luis Aróstegui que ya estaban hartos de esas acusaciones y que no las emplearan más, “porque aquí nada más que hay consenso cuando a ustedes les interesa, sino aplican la mayoría y ya está”.