Autoridades, profesores y profesoras, alumnos y alumnas, padres y madres.
Es un honor estar hoy aquí, en el Instituto Camoens, y tener la encomienda de inaugurar este curso escolar.
Siempre he pensado que la enseñanza es un reto, uno de los pilares básicos del Estado de Bienestar. Es un esfuerzo de la sociedad para garantizar que esta misma sociedad evolucione en aras del progreso, de la justicia y la libertad.
El saber, el conocer, el estar preparados para habitar en los contextos que nos esperan, hacen necesarios poseer los instrumentos imprescindibles y poder llevar a cabo lo que llamamos "educación" en el pleno sentido de la palabra.
Abrimos de nuevo el telón aunque el telón no llega a cerrarse nunca.
Nos dejamos siempre deberes por hacer y asignaturas que no hemos superado. Los que estamos en esta sala representamos a la humanidad porque lo que nos humaniza es el aprendizaje como un valor inalienable en todas las culturas. Todos volvemos a las aulas con la esperanza de cambiar el mundo, con la ilusión de la lucha intacta, con los proyectos para construir la libertad desde la apuesta por la utopía.
Es complicado educar en valores en un mundo plagado de guerras, injusticias, hambrunas, desigualdades. Tal vez, en nuestro currículum deberíamos programar el enseñar a los alumnos el valor de ver a los demás como a nosotros mismos.
La informática, la inteligencia artificial, los móviles, los tutoriales, los libros digitales; todo ello no serán nunca los fines sino los medios técnicos que nunca podrán sustituir al docente.
La tiza, la pizarra, los lápices, las gomas de borrar, los cuadernos nos han llevado de la mano a perfeccionar estos "aperos de labranza" con los que hemos trabajado la tierra.
Hay otra lucha que esconden palabras vacías, eufemismos y burocracias lingüísticas que embellecen por fuera pero despistan en una parafernalia ridícula:
Objetivos, competencias clave, saberes básicos, indicadores, descriptores, situación de aprendizaje. Palabras que dificultan al docente la flexibilidad en su libertad de cátedra.
Pero no importa. El estudio, el interés, la disponibilidad de entrar en el instituto y ver un universo por descubrir.
Señoras y señores, autoridades, alumnos y alumnas: si no estás dispuesto a aprender nadie te puede ayudar. Si estás dispuesto a aprender nadie te puede parar".
Buenas tardes.