Romance breve de una ciudad inexistente
Aún sigue todavía, en la asamblea/ como si la hubiera heredado
Ya como, si tener una sangre real/ le hubieran dado tan grande estado
Si tuviera menos años/muchas más grandes cosas, hubiera realizado
Mas, ahora, aun con cabello ya ciezo y cano/ y bigote muy poblado/
Sentado en un ahormado sillón/ que, el azar de la vida le ha dado
dirige, sin pesar alguno y a capricho/ todos los plenos ciudadanos
porque cree que todavía mantendrá el sillón/ aún, muchos más años
Porque “ÉL”, siempre supo/ que, para eso, ¡Dios lo había señalado!
Así que sin renegar de su destino/ defiende su sillón con gran ardor
Apartando y cerrando la puerta/a todos que le han acompañado
sin permitir nunca a su lado/ a ninguno del que no se sintiese a salvo
Pues es fama en todos lados/ que a sus enemigos ha machacado
Porque, y aun sin culpa alguna/ de ellos su intuición, parecía avisarlo
Y siempre, de esta manera, ante la duda/ nadie con ÉL estaba a salvo
Sin dilación, poco a poco / con todos de cabo a rabo, fue acabando
Ya que jamás se vio en la ciudad/ que algún opositor estuviese a salvo
Porque del El, ya huyen los preparados/ ¡No quieren ser apartados!
Ahora, solo procesionar bajo palio/sigue siendo su sueño dorado
Esperando, que también llegue ese gran día / y que sea un día Santo
Si... esa gran jornada donde la ciudad/ reza a su patrona con ardor
Por ello... Aguanta, el presi / sin perder la baraca que se ha ganado
Porque ir... ¡De aquí a la eternidad! / es su sueño nunca alcanzado
Ya que en la ciudad nunca hubo un rey/ ni un emperador tan nombrado
Que tan bien silenciase/ los pensamientos que anidan en su corazón
Pero ¿siendo sinceros? / del gobierno ¿Alguien podría apartarlo?
Y antes que otra vez se mente a mi padre/ este romance, lo acabo
Y Sobre los anónimos coprófagos/ ya saben de mi gran rechazo
Y sin pruebas, al gran médico/ Javier Guerrero un fuerte abrazo.
Lo has bordado...