Triste y doliente en la guerra” como canta su himno, así es como mejor podríamos aproximarnos a la Ceuta de hace un siglo, cuando los conflictos de la campaña de pacificación del Protectorado se trasladaron a nuestra vecina zona occidental: M’Ter, Uad Lau o Larache… hasta llegar al luctuoso repliegue de Xauen. Una retirada que se inició a la perfección, pero derivaría con un fatal desenlace con más de 12.000 bajas. De ahí que el fantasma del recuerdo del desastre de Annual sobrevolara en el ambiente.
Convertida la ciudad en la base de evacuaciones, muertos y heridos, vía marítima y por ferrocarril llegaban por doquier a la plaza, especialmente durante los dos últimos meses del año, cuando se colapsaron los hospitales Central, Docker, Cruz Roja y O’Donnell, al tiempo que los entierros de los caídos en la campaña se sucedían de continuo en medio de impresionantes manifestaciones de duelo. Militares de todo tipo de graduación y hasta un general, Serrano Orive, jefe de la Zona de Ceuta, caído en la retirada de Xarauta y cuyo cadáver llegó en el ferrocarril el 22 de noviembre, junto con los de otras víctimas. En la estación se le tributó un multitudinario recibimiento y por la capilla ardiente en el Hospital Central de la plaza de los Reyes desfiló casi toda Ceuta. A renglón seguido el Ayuntamiento le dedicó su nombre a esa calle que arranca del comercio de Confecciones Cutillas hacia el Recinto.
Primo de Rivera en Ceuta
A las seis de la tarde del 11 de julio se produjo la llegada del dictador a bordo del crucero Reina Victoria. El alcalde, Rodríguez Macedo, le dio la bienvenida oficial, aprovechando de inmediato la oportunidad de trasladarle la imperiosa necesidad que existía de liberar terrenos para la expansión de la ciudad. La visita era obligada a tenor de los acontecimientos bélicos de la zona. Se le tributó un gran recibimiento popular que se cerró con un gran desfile militar. Al día siguiente, Primo de Rivera, partió para Tetuán y a renglón seguido a diversos puntos calientes del conflicto. Regresó el 17, siendo objeto de un banquete popular por parte del Ayuntamiento en los jardines de San Sebastián (actual plaza de la Constitución), al que asistieron 300 invitados. A continuación, embarcó directamente con dirección a Melilla.
El 5 de septiembre, Miguel Primo de Rivera retornó de nuevo a la ciudad tras el agravamiento de la ofensiva de los belicosos guerreros vecinos que, más adelante, llegaron a amenazar gravemente la capital del Protectorado tras hacerse con el monte Gorgues.
Visto el giro que tomaba la guerra, el 16 de octubre, el dictador decidió asumir también el cargo de Alto Comisario y Jefe del Ejército de Operaciones en África, con lo que su presencia se hizo habitual por estas latitudes en su lucha por acabar con el problema marroquí que tan honda preocupación y rechazo generaba en el país.
Baile de alcaldes
Curiosamente, en 1924 se sucedieron en poco más de un año cuatro alcaldes. Todo un record. Remigio González Lozana dimitía en febrero, sucediéndole Rafael Vegazo Mancilla, al que apenas se le vio por el Ayuntamiento después de su elección. Tras Vegazo subió a la alcaldía José Álvarez Sanz, al que siguió a sus 70 años de edad, Ricardo Rodríguez Macedo que asumió la presidencia hasta 1926, poniendo un poco en orden en el desastre financiero que padecía consistorio.
Tal baile de alcaldes pudo sustentarse principalmente por la grave crisis económica que padecía la ciudad con la consiguiente escasez de recursos para el Consistorio, que derivó en la subida y creación de nuevos impuestos con el lógico rechazo y revuelo por parte de comerciantes, empresarios y ciudadanía en general.
En medio de este clima también tuvo su protagonismo la Junta de Abastos, como fiel veladora del control de los precios y de la calidad e higiene del sector alimenticio, a la que no le dolieron prendas a la hora de levantar actas sancionadoras ante la negligencia, el oportunismo o los abusos de algunos.
Los premiados según el acta
“Máquina de coser a la vecina pobre de esta ciudad África Quintana Pajares y adjudicar el Bote: Al marinero pobre hijo de la localidad José Espinosa Sánchez por entender en conciencia que son las personas que reúnen las condiciones necesarias, tanto por su precaria situación económica como condiciones de moralidad y buena conducta”.
5 de agosto: Festividad de la Virgen, el día amaneció con las alegres dianas de las bandas de la guarnición y la de los Exploradores “con disparos de morteretes”
En los albores de un futuro prometedor
La Dictadura segregó a Ceuta de la provincia de Cádiz, a la que pertenecía desde la entrada en vigor de la Constitución de 1812, para pasar a depender de la Alta Comisaría tetuaní, convirtiendo el Ayuntamiento en una Junta Municipal, que desapareció el 31 de mayo de 1931 cuando el flamante gobierno de la República volvió a recuperarlo.
Al margen de las preocupaciones y el dolor que generaban los acontecimientos bélicos del momento, la urbe arrancaba hacia una época de prosperidad. La Ceuta del Penal quedaba cada vez más lejos. Con casi 36.000 habitantes, el crecimiento poblacional era evidente, a la par que el urbanístico y el inmobiliario. La ciudad iba dibujando paulatinamente su nueva fisonomía, conviviendo, eso sí, con un chabolismo creciente de tantos desfavorecidos que arribaban a nuestra tierra buscando una mejor fortuna.
El puerto crecía. Contaba con un concesionario de suministro de gasoil y fueloil. En el plano industrial eran muy importantes ya las fábricas de conservas y salazones de pescado de la mano de la próspera actividad de la flota pesquera. Existía una importante fábrica de chocolates y torrefacción de café, la de Constantino López, propietario a su vez de la imprenta ‘Olimpia’, muy activa como la ‘Imperio’. También era muy relevante la fábrica de gaseosas y refrescos de Weil, otra histórica firma de referencia como las anteriores.
En materia de comunicaciones vía telefónica con la Península, 1924 fue un año transcendental. Inexistentes hasta entonces, el telégrafo era el único recurso, si bien la red local ya existía. De tal suerte, el 30 de diciembre quedaba establecido el tendido del cable a través del Estrecho.
Como cita Gómez Barceló “era prioritario y exigido por la necesidad de comunicación directa entre Madrid y la Alta Comisaría”, máxime en plena guerra de Marruecos. Añade el cronista oficial que “fue un éxito publicitario por medios de comunicación dentro y fuera de España, al ser pionero en la comunicación entre dos continentes bajo el mar, siendo documentado con postales, fotografías y hasta noticieros cinematográficos.”
El ferrocarril Ceuta – Tetuán en el punto de mira
En Tetuán se había verificado el concurso para la explotación del ferrocarril. Aquel que nació con tan magnas ambiciones y proyectos, pero que se quedó en un simple tren de línea de vía estrecha entre dos ciudades separadas por 42 kilómetros.
Sobre el mismo decía por aquellas fechas el prestigioso diario madrileño ‘El Sol’ en su primera página: “Este es un ferrocarril de gran porvenir, si se hace la rectificación del ancho de su vía y se enlaza con el Tánger – Fez”. (…) “Estamos a punto de tomar precauciones, abriendo al puerto de Ceuta a nuevas venas comerciales y dándole una vida que vendrá en desplazamiento de parte del comercio que, de otra manera, iría al de Tánger, con el consiguiente perjuicio para la plaza de soberanía nacional tan importante como es Ceuta, cuyo provenir no podemos descuidar. Vamos pues a llevar a la práctica los proyectos de intensificación de obras y mejoras en el puerto de Ceuta; vamos a dar a la vía del ferrocarril su ancho normal europeo, y, sobre todo iniciemos cuanto antes las obras del Tetuán – Alcázar.” (…) “A la vista de todas las referencias oficiosas o particulares que se tienen de las conversaciones de Londres y Conferencia se París sobre el puerto de Tánger y, sobre todo, del Estatuto tangerino, no es ocasión de perder el tiempo”. (…) “No sigamos sordos a las voces de la verdad”.
Como tristemente así terminó sucediendo.
Nuestro ferrocarril, tal y como se cita en otro lugar de esta crónica retrospectiva, desempeñó un importantísimo papel en la evacuación de heridos de la guerra hasta nuestros hospitales. Tal es así que, a petición del gobierno, la concesionaria de la línea, ‘La Colonizadora’, consiguió en un tiempo record dotar de varios coches hospital para los convoyes. Al propio tiempo fue preciso, en los momentos más duros de la contienda, que el ejército protegiera las expediciones ferroviarias ante los continuos ataques de los insurrectos lugareños.
A Primo de Rivera, aprovechando su visita, se le presentaron los proyectos de ampliación de la línea, pero en aquellos momentos el Dictador estaba lógicamente en otra onda.
La Feria más corta de la historia
La Feria de 1924 duró sólo tres días, del 4 al 6 de agosto. Breve y austera, de acuerdo a como estaban las arcas municipales, y con el horror y la consternación de fondo por cuanto estaba ocurriendo al otro lado del Tarajal. Ello no fue obstáculo para que se desarrollara muy animada, registrándose la llegada de visitantes de la vecina zona y de Gibraltar.
El Real se situaba en la plaza de África, por entonces terriza y circular, como venía sucediendo desde la época de la Restauración, hasta que, un año después, el alcalde, Ricardo Rodríguez, la revalorizó al dejarla empedrada.
Artísticamente equipada de alumbrado eléctrico y de acetileno, en su recinto los ceutíes disfrutaron con los conciertos de las bandas militares de la guarnición, las barracas de tiro al blanco o de bebidas y comidas, las cabalgatas, los pequeños carruseles para los niños o viendo correr los toros. Al propio tiempo cada una de esas noches de festejos en la caseta montada al efecto, y en el salón del Ayuntamiento se ofrecieron sesiones de bailes populares y regionales españoles.
El día 4 llegaron los exploradores de Tánger y Gibraltar. Por la tarde se disputó un partido de fútbol en el campo de la Hípica entre el Regimiento de Infantería y la Balompédica Linense, y a las ocho una solemne salve en el santuario de Nª Sª de África en honor de la Patrona. Finalmente, a las diez de la noche, la habitual velada en la plaza de África la sesión de cine público en la avenida de Villanueva, actual calle Victori Goñalons.
El 5 de agosto, festividad de la Virgen, el día amaneció con las alegres dianas de las bandas de la guarnición y la de los Exploradores “con disparos de morteretes”, según rezaba en el programa. A las diez el tradicional reparto de limosnas a los pobres en la plaza de la Constitución (como así se llamaba entonces). A su término en el templo patronal tenía lugar una solemne función religiosa en torno a la Virgen, “a toda orquesta”. Por supuesto ni había procesión ni por entonces nadie se la planteaba, tras su primigenia salida de 1866 cuando la epidemia asoló a la otra orilla del estrecho.
La celebración seguía por la tarde con las “cucañas y juegos terrestres en la plaza de la Constitución, la elevación de globos y fantoches y con un encuentro de fútbol entre el Sevilla y el Hípica F.C. que terminó con un empate a dos. Concluido el mismo, en la caseta del Ayuntamiento se procedió a la“entrega de un bote y de una máquina de coser Singer, respectivamente, al vecino marinero y a la vecina pobre designados por un jurado nombrado al respecto”. A las siete el concurso de carrozas y coches engalanados, y ya, a media noche, la sesión de fuegos artificiales desde el muelle de Comercio.
El tercer y último día se disputó la Copa de Ceuta de Hípica donada por el Ayuntamiento con la participación de oficiales de la guarnición. Dos horas después las cucañas marítimas y el concurso de natación en el muelle de Comercio. Y, de allí, todos a la plaza de la Constitución para disfrutar de la última gran Velada o del cine público. Ya por fin, la espectacular gran retreta cívico militar en la que participaron los Exploradores de Tánger y Ceuta y las unidades de la guarnición, en ambos casos con sus respectivas bandas de música y la gran traca final.
No faltó tampoco ese último día una misa de campaña en el recinto ferial a la que asistieron las autoridades en pleno y los antes referidos Exploradores, viéndose el recinto muy concurrido de público.
Otras efemérides y curiosidades
En enero 1924 nació en nuestra ciudad la prestigiosa revista ‘Tropas Coloniales’. Fue fundada por el general Queipo de Llano junto con el entonces teniente coronel Franco, quien al año siguiente aparece como director. Muy crítica con la política de abandonismo de Marruecos que se cocía por las altas esferas, la publicación incorporó también como ilustrador a Mariano Bertuchi. Con periodicidad mensual, la revista se definía como “propagadora de los estudios hispano-africanos”.
Eran tiempos que algunos definen como la primera época de oro del periodismo ceutí. Recientemente habían aparecido los diarios ‘La Voz de África’, ‘El Noticiero’ y ‘La Gaceta de Yebala’, junto con el semanario ‘El Clamor de Ceuta’.
En septiembre y a instancias del dictador se creó Unión Patriótica, el partido único del régimen sustituto de los demás. “Un partido político, pero apolítico, que ejerce una acción político - administrativa”. Muy bien acogido por la burguesía local, contó con también con la adhesión de un amplio sector de la ciudadanía. El nuevo alcalde, Rodríguez Macedo, elegido en la sesión extraordinaria del 27 de junio era miembro activo de este partido. Con la caída de la dictadura la agrupación se disolvió.
El cinco de ese mes se estrenó en el Cervantes por la compañía de Plá Ibáñez una obra escrita por el general Queipo de Llano, por entonces con mando en plaza.
El 24 de enero el tren descarriló entre las estaciones de Rincón y Malalién, resultando una mujer muerta y ocho heridos de consideración, a los que un tren socorro trasladó hasta Tetuán. Ocho meses después y casi en el mismo punto, el ferrocarril sufría el primer ataque de los insurrectos.
En abril apareció un artístico brocal de un pozo del siglo XIII de 75 x 32 cm., de gran belleza y muy bien conservado, en la vivienda de Manuel Delgado, el presidente de la Cámara de Comercio, en la calle Riego (actual Millán Astray). De inmediato fue depositado en el Museo Arqueológico Nacional, donde permaneció expuesto hasta los años setenta. Desde el momento del hallazgo no volvimos a saber nada de él, hasta que hace tres años una responsable de ese Museo y con motivo de su reforma, ofreció una conferencia en nuestra ciudad en la que mostró imágenes y detalles de esta interesante pieza arqueológica.
El 1º de agosto llegó el Dédalo con doce modernos dirigibles. Al día siguiente partió hacia la vecina costa marroquí para participar en la campaña.
Cinco días después se inauguraba en San Amaro la Cantina Escolar ‘Reina Victoria’ en donde estaban las escuelas de su mismo nombre en la que se sirvieron comidas a los pobres.
En el hotel ‘Majestic’ se ofreció un banquete a los aviadores Más y Ramón Franco, que habían llegado de Canarias en donde participaron pilotando un hidroavión en el raid de las mencionadas islas.
El 13 de julio el Casino Africano homenajeó a los defensores de Kobba Darsa en los jardines de Prim (actual plaza de la Constitución) con una comida a la que asistieron 400 invitados. A su término se entregaron las medallas concedidas por el gobierno a varios oficiales sargentos y soldados. Del mismo modo, cuatro días antes, estos mismos militares habían sido objeto de un gran recibimiento y veneración popular en el cuartel del Rebellín.
Finalmente, la cofradía de la Entrada Triunfal en Jerusalén, que ahora celebra precisamente su centenario, aprobó sus Estatutos. Un documento que, casualmente, en 1966, encontró el Cronista Oficial, José Luís Gómez Barceló, después de haber permanecido desaparecido hasta entonces. La Hermandad sin embargo no haría su primera salida procesional hasta el año 1944.