Teniendo en cuenta que Ceuta y Melilla no están contempladas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dentro del territorio protegido por dicha alianza, se debió haber utilizado la cumbre de la OTAN en España como una buena ocasión para que el Gobierno hubiera conseguido de la Organización un compromiso por escrito para la defensa de Melilla y Ceuta en caso de agresión por parte de un tercer país.
No es la primera vez que se defiende esta postura. Adolfo Suárez ya declaró durante su visita a Ceuta como Presidente del Gobierno en diciembre de 1980, que no se debía entrar en la OTAN a cualquier precio. Incluso Jaime de Ojeda, que fue Embajador de España en Estados Unidos, defendió sin éxito que Ceuta y Melilla debían estar en el territorio que cubre la Alianza, con base en el precedente de la Argelia francesa.
Más adelante se han referido a la necesidad de integrar a Ceuta en el territorio que protege la Alianza, el exministro de Asuntos Exteriores García Margallo -que tuvo su oportunidad y no lo hizo-, y el periodista de esRadio Luis del Pino que, a través de su cuenta de Twitter con cerca de 300.000 seguidores, vino a decir que en caso de que Ceuta fuera atacada por un tercer país, la OTAN entraría en un periodo de dudas y consultas. Y el libro del ex agente Fernando San Agustín ya anuncia para 2030 un intento de invasión “pacífica” y, en su caso, entonces saldremos de dudas.