Es mágico el día que nos asegura un nuevo estatus, un nuevo lugar en el cosmos, un instante donde los recuerdos del ayer nos hacen volar y dar rienda suelta a un plan del pasado que nadie podía creer que sucediera.
Pero todo convergió y nos dispusimos a ver un espectáculo donde los objetivos se fueron cumpliendo poco a poco.
Tuvimos que sufrir un disgusto tan terrible como una lesión con carácter de asesino sobre la extremidad inferior de uno de nuestros talentos, sin ni si quiera ser amonestado por el trencillas de turno.
Era la impotencia de un joven que junto a todos los aficionados nos revolcábamos de dolor por esa entrada de "malas pulgas", que apartaba del juego a uno de nuestros magos del fútbol español, pero parece que la Diosa Fortuna le dio el estilete a otro de nuestros hombres que desean darnos alegrías a un Dani Olmo, que salió con rabia ya que su compañero estaba ahí mirándole y dándole los bártulos de un buen torero, que fueron recogidos con unas ganas que se olvidaron todos de ese pilar y encontraron a un luchador que ofreció otros aires a nuestro combinado español.
Y tras una buena asistencia de otra perla de dieciséis "añitos" este jugador, Dani Olmo, dio un chut con el interior, asegurando para que el balón fuera pegado al palo y fuera del cancerbero alemán que, por mucha estirada que hizo, no pudo atrapar el esférico que se coló entró del marco alemán que fue un salto hacia la Gloria de nuestra selección nacional.
Fueron muchos minutos de sufrimiento y más cuando los alemanes pusieron todo su arsenal en la hierba, pero la suerte del campeón les mantuvo, hasta pocos minutos de finalizar la segunda parte, que pudieron empatar.
Todos nos mordíamos las uñas de las manos, ya que no estaban nuestras bandas: Yamal, ni Niko, pero un cambio fue el preludio del heroísmo, un jugador que estuvo, su ADN en Ceuta, Merino, y el con un certero cabezazo puso en el mismo palo, y la misma portería, está vez un poco más alto, un tanto, un testarazo, que nos valió para romper moldes, de no ganar a los anfitriones, a pesar que se jugaron tres minutos más del tiempo añadido de la segunda parte de la prórroga, y otro grande, Carvajal, tuviera que autoeliminarse de no jugar las semifinales por parar un avance de un peligroso rival.
Pero todo sea por la causa de estar ahí en una semifinal que la tendremos que jugar contra una toda poderosa Francia, pero que como estamos seguro que la recibiremos con nuestro himno y un: "Lo, lo, lo, España la mejor". Y así quedamos hasta hoy martes, donde "volverán las oscuras golondrinas", y nuestra afición a volar por los campos alemanes.