Perdida y sola. Este jueves una joven cigüeña deambuló por la playa del trampolín, un hecho que sorprendió a los bañistas. No es habitual que esta ave se encuentre a orillas del mar de Ceuta.
Normalmente surcan el cielo o coronan iglesias y mezquitas. Este ejemplar está al cuidado de los técnicos de Obimasa tras ser hallada en estado fatigado y débil.
José Luis Martínez, técnico de la entidad, asegura que no presenta ninguna herida ni ningún tipo de traumatismo. “Es joven. Posiblemente se encontraba efectuando un vuelo de dispersión”, explica. Otro de los trabajadores, Alberto Solano, revela que se encuentra bien y que, al no detectarse lesiones, no ha sido necesario citar a un veterinario para un chequeo.
Los próximos días los pasará en Obimasa, donde tomará alimento hasta reponerse por completo. No estará más de una semana en el centro.
Una posible ave sedentaria
El técnico habla de probabilidades, ya que es difícil saber con certeza la historia que hay tras esta cigüeña joven. Apunta a que puede que pertenezca a un nido de la ciudad ya que algunos ejemplares no migran y se hacen con las torres de Ceuta.
Puede darse el caso de que haya viajado hasta la playa del trampolín desde una población marroquí. “Existen en estas zonas cercanas numerosos nidos en áreas urbanas o perirurbanas. Allí es una especie residente y sedentarizada, es decir, están presentes durante todo el año”, detalla.
"Ahora no hay migración"
“Paró a descansar”, estima Joaquín López, presidente de SEO Bird Life en Ceuta. “Ahora no hay migración. Incluso podría ser un juvenil nacido en Ceuta, un hijo de la pareja que hay en la mezquita, pero esto es solo una suposición”, indica.
Es cierto que las cigüeñas también llevan a cabo la llamada migración postnupcial, que arranca a mediados de julio. Sin embargo, que se haya perdido en la playa no tiene nada que ver con este fenómeno de la naturaleza.
Al ser un individuo aislado no se considera que forme parte de uno de estos traslados.
La aventura a esta joven cigüeña no le ha salido tan bien como deseaba, pero, gracias a la acción de un operario de Ecoservicios y el fotógrafo Andrés Martínez está a salvo en Obimasa.
Será alimentado y vigilado hasta que los expertos consideren que está listo para volar. Descansará y, una vez que recobre las fuerzas, batirá sus alas de nuevo. De momento se mantiene protegida.