El Archivo Intermedio Militar de Ceuta (AIM), ubicado en el acuartelamiento González-Tablas, acoge en sus depósitos buena parte de los fondos documentales del antiguo Protectorado español en Marruecos. De entre una infinidad de joyas documentales, queremos en esta ocasión resaltar la increíble historia del Caballero Legionario Ernesto Miralles Borrás.
El descomunal fondo de La Legión en el AIM va desde sus orígenes en 1920 como Tercio de Extranjeros, pasando por la creación del 2º Tercio Duque de Alba y enlazando con el Ejército profesional. Se conservan completas las series de Hojas de filiación en formato caja, y la de Expedientes de baja en formato legajo. Además, existen series incompletas o con importantes lagunas cronológicas de Partes de Guerra o Diarios de operaciones. El caso es que se puede reconstruir con gran fiabilidad el pasado de la Unidad, especialmente en lo concerniente a la información referida a los individuos que conformaron el Tercio.
A través de una petición de búsqueda remitida al Archivo por parte del documentalista ceutí Gabriel León González, descubrí la historia de Ernesto Miralles Borrás, cuya documentación, un total de 52 hojas conformadas por su hoja de filiación y su expediente de baja, permiten revivir su vida militar con gran nivel de detalle, al tiempo que nos revelan la efectividad de la administración del Tercio desde su mismo origen. Estas breves líneas no son más que un esbozo que debería ser ampliado con nuevas aportaciones, que permitan difundir la proeza de nuestro protagonista.
Conocemos gracias a su expediente abundantes datos personales de Ernesto Miralles Borrás. Por su compromiso firmado en el banderín de enganche de Barcelona sabemos que nació el 10 de diciembre de 1901 en la Ciudad Condal, alistándose en el Tercio de Extranjeros el 29 de septiembre de 1920, apenas 9 días después de su fundación, contando con diecinueve años de edad. En su hoja de filiación figura que era hijo de Antonio Miralles y de Josefa Borrás, y que ejercía de zapatero como profesión, siendo soltero. Su religión figuraba bajo la fórmula C.A.R., es decir, católico apostólico y romano. En cuanto a su descripción física sabemos que tenía el pelo castaño, cejas al pelo, ojos garzos, nariz regular y poca barba. Contaba con una cicatriz en el brazo izquierdo. El nuevo legionario reconocía no haber servido antes en filas.
En el reconocimiento médico realizado en Barcelona lo consideraron útil. Se conservan dos impresiones digitales suyas, prácticamente desvaídas. Otros legionarios realizaban una impresión en tinta de la totalidad de sus huellas digitales, conservándose muchas en perfecto estado; sin embargo, a nuestro protagonista sólo le realizaron dos huellas y con muy poca tinta. Firmó con una cruz, intuyéndose que no sabía escribir. El analfabetismo en aquella época era una enorme lacra, pese a que el porcentaje de población que no sabía leer ni escribir había descendido mucho desde 1860, a la altura de 1920 todavía había millones de personas en esta circunstancia.
Ernesto Miralles firmó inicialmente por cuatro años. Resulta curioso que su hoja de compromiso con el banderín de enganche de Barcelona va firmada por Severiano Martínez Anido, Gobernador Militar de Barcelona, a punto de convertirse en Gobernador Civil de Barcelona, donde practicó una línea dura de represión contra el pistolerismo anarquista. Más adelante participaría como Ministro y Vicepresidente en la etapa de la Dictadura de Primo de Rivera.
En la hoja de filiación de Ernesto Miralles se especifica que sirvió en el Tercio entre el 4 de octubre de 1920 y el 13 de junio de 1922, en total, 1 año, 8 meses y 10 días. Se conserva un documento del 18 de mayo de 1921 en el que se le concede una extensión de su compromiso por cinco años, avalado por la “buena conducta” que acredita un superior. A través de ello, podemos intuir que nuestro legionario estaba contento de su estancia en el Tercio de Extranjeros.
Respecto a los orígenes del Tercio de Extranjeros remitimos al lector a la obra del Teniente General D. Miguel Ballenilla y García de Gamarra, “La Legión española (1920-1927): la creación de una unidad colonial”, publicada por la Universidad de Granada en 2023. Bajo un exhaustivo análisis de las fuentes, explica con todo lujo de detalles los inicios de La Legión durante la Guerra del Protectorado.
Las vicisitudes recogidas en su hoja de filiación son tremendamente interesantes. Tras llegar a Ceuta el 4 de octubre de 1920 fue destinado a la Compañía de Depósito en la Posición de García Aldave. El 13 de octubre fue destinado a la 1ª Compañía de la II Bandera, participando en la mítica jura de Bandera del Tarajal, el 31 de octubre. El 4 de noviembre se incorporó a la Compañía de Depósito en Dar-Riffien, donde terminó el año.
Desde el 1 de enero de 1921 permaneció en Ceuta en la Representación del Cuerpo. Dada la gravedad del derrumbe del sector oriental, embarcó para Melilla el 23 de Julio, quedando agregado a la 1ª Compañía de la I Bandera. Inicialmente participó bajo las órdenes del general Sanjurjo en la toma de Ait Aixa el 25 de Julio. También estuvo en los combates acaecidos entre el 28 de Julio y el 10 de agosto en el entorno de Nador, y en varias ocasiones participó en la protección de convoyes a posiciones avanzadas. Entre el 23 y el 28 de agosto operó en Zoco el Hach de Beni Sicar, Tizza, Sidi Hamed el Hach, Atalayón y Mezquita del Gurugú, acciones en las que debió sostener un nutrido fuego con el enemigo.
Es a partir de aquí donde nos encontramos con lo verdaderamente interesante de este Caballero Legionario y transcribo literalmente, extraído del apartado vicisitudes de su hoja de servicios del año 1921: «El 2 de Septiembre marchó con su Compañía a Sidi Hamed el Hach, pasando el mismo día con catorce más de su clase a las órdenes del Soldado de primero Suceso Terreros López a guarnecer el Blokao de Sidi Ali denominado el Malo, el cual fue atacado por el enemigo el día 15, pereciendo todos sus defensores menos el individuo comprendido en esta filiación». Ernesto Miralles Borrás, aunque no fuera el único, salió vivo del blocao el Malo…
Sobre el blocao el Malo se ha escrito bastante entre la cada vez más nutrida literatura militar particularmente legionaria. El articulista Manuel P. Villatoro dedicó en ABC un extenso y vibrante artículo al respecto. No es el único, pues en Internet circulan más relatos sobre el mítico suceso, destacando el artículo de Miguel Ángel Ferreiro sobre el blocao de la Muerte, con abundantes fotografías e ilustraciones. También sobresale un artículo existente en el Foro de Cultura de Defensa, del que transcribimos: «A las dos de la mañana del 16 se habían agotado las municiones (…) Terreros encomendó al Legionario Miralles Borrás y al disciplinario Mediel Casanova –conocedores del terreno- que por distintos lugares salieran al exterior, con objeto de alcanzar la Segunda Caseta y dar cuenta de la apuradísima situación en que se encontraban los pocos supervivientes. Una hora después, algo más de las tres de la madrugada, ya el blocao no hacía fuego. Ya no era tal blocao; era un montón de escombros y cadáveres demolidos a cañonazos; entonces los rifeños se acercaron a las alambradas, derribándolas. Los indefensos heridos –que lo estaban de gravedad-, haciendo esfuerzos sobrehumanos, vendieron cara su vida, siendo rematados por los asaltantes con sus gumías».
Es decir, apenas una hora antes de perecer todos, Suceso Terreros mandó en busca de ayuda a Ernesto Miralles Borrás y a Marcelino Mediel Casanova, soldado del Batallón Disciplinario, salvando de esta manera sus vidas. Ernesto Miralles llegó a la Segunda Caseta en torno a las cuatro y media de la mañana, totalmente extenuado y herido, pero ya era tarde. Marcelino Mediel llegaría media hora más tarde. Para aquel entonces el blocao era un montón de escombros y cadáveres.
Augusto Ferrer Dalmau inmortalizó el blocao de la Muerte en una magnífica pintura, titulada “Voluntarios para morir”. La mística nos lleva a imaginar a Suceso Terreros arengando a los legionarios hasta el final con vivas al Rey, a España y a La Legión…
Miralles continuó sirviendo en La Legión, participó en la ocupación de Zeluán y Monte Arruit y regresó a Sengangan. El 30 de noviembre tuvo intensa actividad en la toma de Tamat Hared, descansando a partir del 27 de diciembre de 1921 en San Juan de las Minas. Desde enero de 1922 su compañía estuvo bajo las órdenes de Federico Berenguer, dirigiéndose más tarde a Dar Drius y Dar Quebdani, colaborando en la construcción de un blocao en la carretera de Dris a Batel. El 16 de abril de 1922 pasó a Melilla y embarcó al día siguiente para Ceuta.
De vuelta en Ceuta, quedó “afecto a la Representación del Cuerpo“, prestando el servicio de ordenanza de caballos. Y es aquí cuando ocurrió la tragedia; un accidente, la terrible coz de un caballo acabaría con su vida el 13 de junio de 1922. Tras unos días debatiéndose entre la vida y la muerte, finalmente la conmoción visceral provocada por la coz, resultó fatal. Falleció en el antiguo Hospital Militar de Ceuta, pocos meses antes de que comenzará el nuevo registro de los enterramientos de los fallecidos, por lo que desgraciadamente no podemos localizar su tumba.
Al poco de su muerte se recibieron diversos oficios preguntando por la situación de Ernesto Miralles, sin saber que este había ya fallecido, sin ser realmente reconocido por la proeza de su salida del blocao de la Muerte en busca de refuerzos y ayuda. De haber vivido, muy probablemente hubiera sido condecorado. Sin embargo, su trágico destino le hizo caer con el paso de los años prácticamente en el olvido. Un héroe más olvidado.
Los documentos depositados en el Archivo nos permiten rescatarlo de ese olvido. En realidad, en nuestros depósitos nunca estuvo olvidado, porque siempre permaneció su expediente. Basta decir que la documentación de Ernesto Miralles Borrás, así como el conjunto de los documentos conservados en el Archivo, son Patrimonio Histórico del Estado, destinados a conservación perpetua.
En la conmemoración del 76 aniversario del Día Internacional de los Archivos en este 2024, desde el Archivo Intermedio Militar de Ceuta queremos rememorar a todos aquellos militares que, como el Caballero Legionario Ernesto Miralles Borrás, han visto truncada su vida de forma trágica, haya sido o no en acto de servicio. Reseñar que entre los años 1982 y 2024 han perdido la vida en trágicas circunstancias un total de 13 militares de la Comandancia General de Ceuta: 4 Oficiales, 2 Suboficiales y 7 de Tropa.
Desde estas líneas queremos rendir un pequeño homenaje a todos ellos, nuestra memoria siempre estará marcada por su ausencia y permanecerán en nuestro recuerdo, conservándose sus expedientes personales en las estanterías o en los armarios de algún archivo militar español, acreditando de esta manera que seguirán estando presentes entre nosotros y que la historia de cada uno de ellos podrá ser desempolvada y rescatada cuando sea preciso. Sirvan estas líneas para nuestro eterno recuerdo, ayer, hoy y siempre.