El banco central marroquí Bank al Maghrib (BAM) revisa de nuevo a la baja sus previsiones de crecimiento que se limitarán a un 2,1 por ciento en 2024 (frente a 3,2% previstos en diciembre pasado) a causa de la sequía que afectó este año el inicio de la campaña agrícola.
“El comienzo de la campaña agrícola fue marcado por condiciones climáticas desfavorables, con escasas precipitaciones, que fueron desigualmente distribuidas territorial y temporalmente, y que afectaron a la superficie sembrada de cereales”, se lee en un comunicado de la entidad emisora tras la primera reunión trimestral de 2024 del consejo administrativo del banco central marroquí.
La misma fuente señala que la superficie plantada de cereales se situará en 2,5 millones de hectáreas frente a 3,7 millones de hectáreas el año pasado, y prevé que la producción cereal se situará en 2,5 millones de toneladas frente a 5,5 millones de toneladas el año pasado.
El banco central subraya que el crecimiento agrícola sigue sufriendo “las recurrentes sequías y la acentuación del estrés hídrico”, pero apunta que el PIB no agrícola está mejorando de forma gradual gracias a las inversiones públicas.
La entidad emisora prevé que el crecimiento económico se acelerará en 2025 para situarse en 4,3 por ciento.
Además, BAM apunta que la inflación seguirá su ralentización y se situará en 2,2 por ciento en 2024 y 2,4 por ciento en 2025. En cuanto la inflación subyacente, seguirá también una curva decreciente pasando de 6,6 por ciento en 2022 a 5,6 por ciento en 2023, y será de 2,3 por ciento este año y en el próximo.
Por ello, el banco central decidió mantener en un 3 por ciento la tasa rectora de interés y lo justifica con la necesidad de “reforzar el anclaje de las expectativas de inflación y apoyar su regreso a niveles acordes con el objetivo de estabilidad de precios”.