El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, coincidieron ayer en Madrid en el diagnóstico de la situación y en la estrategia a seguir para lidiar con la “crisis” migratoria que viene sufriendo Ceuta desde principios de año, especialmente desde que comenzó febrero.
Menos de una semana después de que el Pleno instase al Ejecutivo central a adoptar todos los medios necesarios para hacer frente a la multiplicación de las entradas irregulares, sobre todo de menores extrajeros no acompañados, y también a las Comunidades Autónomas a agilizar el mecanismo de derivación ante contingencias migratorias acordado en 2022, el titular de Interior se comprometió ayer a seguir haciendo gestiones y a consolidar los pasos que ya se han dado desde el Gobierno central.
En primer lugar es una buena noticia que se haya abierto el CETI a los adultos marroquíes solicitantes de protección internacional para evitar la presencia de indocumentados en las calles, especialmente cuando el flujo de retorno exprés en frontera de nacionales del país vecino quedó temporalmente paralizado.
El refuerzo de los mecanismos habituales de cooperación eficaz en la vigilancia del litoral de ambas bahías también es un paso en la buena dirección en lo que a las relaciones con el país vecino se refiere, un ámbito en el que el Estado español debe asegurarse de que la presión migratoria no se utiliza como baza política entre países que presumen de ser socios y amigos. A la espera de lo que en esa línea avance hoy Sánchez en Marruecos, de puertas para adentro la aplicación efectiva del principio de solidaridad tiene que ser la ruta a seguir.