Hoy, a las 12.00, se rendirá homenaje en el cementerio a Antonio Tomeu Novo
Hoy, 14 de abril, como todos los años la Unión General de Trabajadores y el PSOE acudirán al cementerio de Santa Catalina a las 12.00 horas para rendir un sencillo homenaje en la fosa común a los compañeros que lucharon por defender la libertad y la República, que comportaba valores tan importantes como la igualdad de derechos y la justicia social y que en este empeño perdieron su vida bien ante pelotones de fusilamiento, bien a manos de grupos paramilitares.
Este año además se quiere de forma singular recordar al compañero Antonio Tomeu Novo que fue destacado militante del Partido Socialista y Presidente de la UGT de Ceuta, en tiempos tan convulsos. “Antonio fue un hombre de una honestidad intachable, de una absoluta integridad y una gran abnegación en la defensa de los derechos de los trabajadores. Finalmente no fue condenado a muerte y se pasó gran parte del resto de su vida en prisión”, expone el sindicato.
Tomeu fue miembro de la Sociedad Sindical de Electricidad, Agua y Fuerza Motora de la UGT, además de vicepresidente de la Casa del Pueblo. En septiembre de 1935 fue condenado a dos años de prisión por su participación en la revolución de octubre de 1934 y al triunfar el golpe de Estado de julio de 1936 fue detenido y condenado a 12 años en Consejo de Guerra.
En la sentencia que se dictó contra Tomeu se habla de la ejecución de “actos de violencia” en Ceuta, tales como “agresiones a personas” de determinada ideología así como el “asalto tumultuario al colegio de los Agustinos y Centro de Acción Popular Casinillo del Tercio donde hubo de hacer fuego fuerzas del Ejército”, recoge el documento de aquella época.
En el Consejo de Guerra se viene a dar por sentado que Tomeu junto a otros procesados habían tomado parte en esos actos violentos en base a informes de la Policía aunque, matiza, “no participando directamente” pero sí, “por sus cargos, auxiliaron y sedujeron a otros para la comisión de esos actos”. A otros las acusaciones fueron más duros, entendiendo una participación directa que terminó con la decisión del Consejo de Guerra de dictar pena de muerte dando la opción de una cadena perpetua.
A Antonio Tomeu le condenaron a doce años, perdiendo parte de su vida entre rejas a pesar de que en aquella época las demostraciones de implicación que sustentaban estas condenas eran más que cuestionables, sustentadas solo en informes policiales que en muchas ocasiones solo se basaban en las consideraciones particulares de grupos policiales que acataban órdenes políticas.