5 horas y 1 mujer

Una sola detenida y algo más de cinco horas de operación en práctica. Claves éstas que convertían ayer Ceuta en protagonista, de nuevo, de una operación contra el terrorismo yihadista.

Chaima, enfundada en una chilaba color beige, manoletinas a juego y un bolso de marca sostenido por un agente del CNP, agachaba su cabeza para inclinar su cuerpo y entrar en el helicóptero oficial que le llevaría hasta Madrid. Mañana, con toda probabilidad, será puesta a disposición del magistrado Santiago Pedraz.
Corpulenta, su elevada estatura llamaba la atención entre los agentes que, rostro encapuchado, le sostenían para custodiarla en todo momento. A ella y a los documentos y material informático intervenidos en el registro de su vivienda, en Arcos Quebrados.
Se escribía así el punto y final de la operación. El punto y final a esos poco más de cinco horas de operatividad en Ceuta, de despliegue policial en la barriada, en las calles y en el propio Helipuerto. El punto y final, de momento, a meses de investigación, a controles sobre el terreno desarrollados en Ceuta por agentes de Información, a intercambios continuados con los enlaces que operan al otro lado de la frontera.
La operación Kibera quedó marcada en una fecha: 16 de diciembre. Pero pudo haber tenido otras. La Policía estuvo barajando, semanas atrás, su desarrollo. Lo había estado sopesando desde el momento en que confirmaron la presencia activa de una red captadora de mujeres, desde el momento en que informaciones conocidas al desarticularse una red en Melilla en septiembre pasado, apuntaban a los movimientos radicales que se estaban produciendo por internet.
La yihad femenina, antes puntual, se estaba haciendo fuerte y preocupaba a las fuerzas de seguridad. En agosto pasado, la captación de una adolescente que fue localizada en Melilla antes de cruzar a Nador, había hecho saltar las alarmas. Ya no solo por ella, sino por la cantidad de adolescentes y adultas que estaban siendo captadas a través de las redes sociales tras ser sometidas a un proceso de radicalización para integrarlas en la organización terrorista DAESH.
Directores (máximos responsables de la red), reclutadoras activas (convencidas y radicalizadas, al servicio de los responsables de la red terrorista para captar) y jóvenes captadas, entre ellas Lubna, conformaban la organización, más o menos definida, sobre la que estaba trabajando el CNP hasta que ayer decidió actuar. Las chicas, tras ser atrapadas en dicha red, son empujadas irremediablemente a una posible vía de no retorno. Evitar que marcharan más chicas que ya han entrado en este círculo era una obsesión policial. Tras las últimas publicaciones periodísticas alertando de este hecho, se optó por reventar la Kibera, con trabajo en exclusiva del Cuerpo Nacional de Policía.
En esta ocasión, a diferencia de anteriores operativos, no ha habido coordinación de CNP y Guardia Civil ordenada por la Audiencia Nacional.

En directo
Expectación ciudadana   La masiva presencia de agentes en el Helipuerto convirtió el traslado de la detenida en foco de atención para los ciudadanos que, curiosos, se paraban a contemplar la llegada del helicóptero y su marcha. Tanto fuera como dentro de las instalaciones, los agentes blindaban la zona. Tenían a la detenida completamente vigilada, dentro de uno de los coches camuflados en el que había sido trasladada desde su vivienda en Arcos Quebrados. Dentro del propio coche fue acercada hasta el helicóptero para, allí, subir al aparato y abandonar inmediatamente la ciudad. Y todo ello bajo una vigilancia extrema. Desde el muelle de Alfau o desde las inmediaciones de la base aérea, los curiosos preguntaban sobre lo que estaba pasando, intentando averiguar el porqué de tamaño despliegue ya que parecía que media Jefatura se hubiera trasladado por momentos hasta la base. El traslado de la detenida desde su barrio hasta el Helipuerto también llamó la atención.

De la espera a la marcha

En la imagen superior, la Policía espera con la detenida en su coche la llegada del helicóptero del CNP. Sobre el Helipuerto solo estaban en ese momento los dos aparatos de la Guardia Civil. Nada más producirse el aterrizaje, fue sacada del coche para su traslado al aparato. Uno de los agentes cargaba su bolso personal y otros documentación. En todo momento a la detenida se le tapó el rostro. Interior ha cambiado su política, ya no difunde los rostros de quienes son presuntos.  Fotos: Quino / Ben Zakour

¿Cómo se radicaliza a una joven a través de las redes sociales?: grupos activos en facebook y whatsapp

12 casos de chicas radicalizadas de esta forma, solo algunas se ‘salvaron’, más están radicalizadas

La red desarticulada por la Policía Nacional trabajaba captando a jóvenes, lavándoles el cerebro y radicalizándolas de tal forma que terminan sin ser reconocidas por su propia familia. No hay que equiparar a estas jóvenes con ambientes radicales, ni mucho menos. Algunas de las mujeres que ya han ido a Siria o que no han podido viajar por diversas circunstancias se movían en ambientes de lo más liberal y abierto. Aún así, terminaron calando determinados conceptos y mentalidades tras ser sometida a un proceso protocolizado de radicalización y captación. Hay contactos por redes sociales pero también cara a cara entre las reclutadores y las captadas. Manejan todas ellas los mismos grupos de comunicación a través de internet, cuyo uso se ha convertido en clave en este fenómeno radical. Según ha investigado la Policía, en esa captación existía una fase inicial: a través de redes sociales como Facebook, las reclutadoras activas insertaban mensajes y propaganda en las que insistían machaconamente en la "supuesta crisis de valores existente en la sociedad occidental actual" y que sólo puede ser compensada a través de la interpretación extrema de los valores del Islam. El mensaje está claramente dirigido a mujeres jóvenes. Las reclutadoras eran las encargadas tanto de difundir el mensaje como de filtrar aquellas respuestas positivas o de aceptación, llevando a cabo una selección de víctimas que pasarían a la siguiente fase. En la de selección: las víctimas elegidas eran redirigidas a foros privados de WhatsApp cuyas administradoras eran las reclutadoras activas. En estos foros los mensajes sutiles se tornan en consignas de reprogramación, hasta que en un momento dado se apunta la necesidad de “pasar a la acción”. En la fase final, sólo aquellas víctimas que dan el paso son las que pasan a foros exclusivos en los que se duplican las medidas de seguridad, de manera que, cuando el proceso culmina y sólo cuando el objetivo del reclutamiento se encuentra conseguido, se produce el contacto personal previo al desplazamiento.