Categorías: Sucesos y Seguridad

45 vidas a salvo... ¿o 47?

Los agentes de la Guardia Civil adscritos a distintas unidades del Cuerpo se desvivían ayer para coger en brazos a los bebés, arropar a los niños o ayudar a las embarazadas que llegaron, en torno a las 7.30 horas, hasta la playa de la Potabilizadora. Formaban parte de la expedición integrada por 45 personas (26 hombres, 14 mujeres dos de ellas en avanzado estado de gestación y cinco menores, dos de ellos bebés) que habían decidido probar suerte escapando de la costa norte marroquí en una lancha semirrígida de 5 metros de eslora.
Fue un rescate arriesgado en el que se puso de manifiesto la acertada coordinación de las unidades del Marítimo, las de tierra (incluidos los GRS) y el helicóptero de la Guardia Civil que tiene base en Ceuta como refuerzo del Ministerio de Interior tras los sucesos del 6-F. La mar, tranquila, estuvo del lado de este amplio grupo de subsaharianos entre los que había madres con hijos, esposos y hermanos. Familias que habían abonado un dinero para disponer de una lancha dotada de un motor de 60 caballos con el que, incluso, podrían haber alcanzado tierras peninsulares gracias a su potencia.
Procedentes en su amplia mayoría del Congo, permanecieron hasta cuatro horas en el mar antes de ser rescatados por la Benemérita. Se colocaron adecuadamente en la lancha para sostener un equilibrio que los mantuviera a buen recaudo, hacinados en una embarcación que, por sus dimensiones, era incapaz de acoger tamaño número de personas.
“Si llegan a moverse hubiera sido una tragedia, podían haberse ahogado”, explicaba un agente de la Guardia Civil en pleno puerto deportivo, ya respirando tranquilo después de una intervención en la que los componentes que estaban de servicio trabajaron coordinados a sabiendas de que tenían delante una intervención compleja. De hecho, pocas horas después del rescate, el mar empezaba a sublevarse con un Poniente que les hubiera jugado a todos los protagonistas de esta historia una mala pasada.
De entre todos los subsaharianos uno ejercía de patrón, pero la nula colaboración del resto de compatriotas para señalarlo hizo que a la Benemérita -que ya ha arrestado a dos subsaharianos en otros pases por pilotar las lanchas- le fuera imposible identificarlo. Tampoco se pudo saber el precio que había pagado cada uno de los ocupantes de la lancha para escapar de Marruecos debido a la disparidad de valoraciones.
La lancha no fue detectada hasta que prácticamente llegó a costa, siendo divisada en primera instancia por el helicóptero de la Guardia Civil. La forma de navegación usada por el piloto hizo que el radio de control de las cámaras del SIVE o de las térmicas de las gradas no la detectara, por lo que se piensa que pudo partir de la bahía sur, adentrándose directamente hacia la península para después girar y llegar a varar en la zona del Desnarigado en donde fue localizada.
Lo primero que hicieron los agentes fue evitar que los inmigrantes se movieran de la lancha para impedir caídas al agua y después repartir las mantas que ellos ya tenían a la espera de que llegara Cruz Roja. Las atenciones iniciales fueron para las mujeres y los niños, que portaban chalecos salvavidas. La decisión que se tomó in situ para evitar males mayores fue la de evacuar rápidamente a las mujeres y los pequeños al puerto deportivo en la patrullera del Marítimo para que entraran en calor ya que tenían las ropas empapadas por la travesía.
Los varones se quedaron en la zona del Desnarigado en donde ya mostraron sus primeros gestos de alegría, sabedores de que estaban sanos y salvos. Sacaron los teléfonos móviles para comunicarse con sus compatriotas informándoles de que ya estaban al otro lado. Ellos sí lo habían logrado. No era para menos. Después de cuatro horas en el mar sin saber qué les iba a pasar, encontrarse sanos y salvos era un motivo de alegría y de esperanza. Atrás dejaban sus vidas y sus historias marcadas por la clandestinidad y la permanente incertidumbre. Estos congoleños partieron hace dos años de su tierra natal iniciando un periplo migratorio cuya penúltima estación ha sido Ceuta.
Los integrantes de la ERIE de Cruz Roja (unidad de emergencias) se desplegaron tanto en el Desnarigado como en el puerto deportivo para atenderles, procediendo, primero, al reconocimiento sanitario de todos ellos para comprobar que estaban bien. Solo una mujer, embarazada de ocho meses, que había cruzado con un hijo de unos 7 años, tuvo que ser trasladada al Hospital porque estaba vomitando, aunque su estado no reporta gravedad alguna. El traslado obedeció más a una precaución por su estado que a una estimación de gravedad. En el operativo se desplegaron  dos ambulancias, un vehículo de rescate/coordinación, otro de transporte adaptado y una quincena de voluntarios, todos con formación en emergencias sanitarias.
La Policía Local también se desplegó en la zona para ayudar a los guardias civiles en las labores de control de los inmigrantes, mientras que la Policía Nacional prestó servicio de apoyo en el traslado a las dependencias oficiales para filiarlos.
En el Centro de Estancia Temporal, las alarmas llegaban a primera hora de la mañana. Los trabajadores tenían que empezar a buscar huecos en un campamento cada vez más poblado que sostiene su nivel de ocupación gracias a las salidas a la península, como la que la semana pasada posibilitó la marcha de casi medio centenar de subsaharianos. La dirección optó por habilitar uno de los módulos para disponer camas y acoger a los 45 nuevos residentes en el llamado módulo de Salud. Con anterioridad ya habían anulado el módulo de Idiomas para acoger a la treintena de subsaharianos que llegó a la ciudad autónoma hace un par de semanas en otra lancha. Con decisiones de este tipo van manteniéndose evitando pedir apoyo externo, aunque ya soporta un 10% por encima de su capacidad, con más de 600 residentes y con los sirios fuera del mismo.
La de ayer fue una jornada con mucho trabajo, con presión, con nervios, con un sinfín de sentimientos que terminaron con la satisfacción de haber culminado una buena labor, de haber posibilitado que estos 45 inmigrantes rescatados tengan futuro, mantengan su esperanza, hayan burlado a un Estrecho que atrapa vidas, que se ha convertido en una gran tumba de hombres, mujeres y niños sin identificar a los que sus familias esperan aún en el África negra que se resquebraja a pedazos. Rescate, filiación de los inmigrantes y alegría tras haber llegado a tierra La llegada de los inmigrantes a tierra dio pie a imágenes de alegría, de celebración porque estaban a salvo. Se producían las primeras llamadas a sus compatriotas haciendo uso de sus teléfonos móviles mientras que los agentes de la Guardia Civil de distintas unidades se encargaban de filiarlos y entregarles bolsas de Cruz Roja. “Gracias, gracias”... los inmigrantes, tranquilos y asistidos en el Desnarigado Los inmigrantes agradecían con palabras y gestos cualquier tipo de atención prestada por los agentes desplegados o por los voluntarios de la Cruz Roja. Miraban al cielo, colaboraban y se mostraban contentos después de una travesía complicada. Decían que habían estado cuatro horas en el mar, sin saber bien dónde terminarían, protagonizando una travesía que, ya desde su partida, era complicada debido a la gran cantidad de personas que se subieron a la semirrígida. Se tuvo que desplazar hasta la zona del Desnarigado el helicóptero con base local El primero que detectó a la embarcación semirrígida que aparece en la imagen inferior fue el helicóptero con base en Ceuta que dispone la Guardia Civil después de que Interior reforzara la presencia de medios en la ciudad autónoma tras los sucesos del pasado 6 de febrero. En la imagen superior aparece el aparato, en el Desnarigado, mientras que los inmigrantes empiezan a recibir las atenciones de los guardias civiles. Todavía no había llegado la Cruz Roja a la zona. Los subsaharianos estaban protegidos con chalecos salvavidas de todo tipo Hasta los más pequeños protagonistas de la travesía iban dotados con chalecos salvavidas. Al llegar a tierra todos ellos se desprendieron de unos protectores que terminaron aquí, en el contenedor. Un equipaje éste que termina en el olvido, que cierra una etapa que los propios subsaharianos quieren olvidar. Dejan atrás una vida que quieren cambiar por otra con futuro, el que desde ayer buscan dar estas familias a sus hijos más pequeños. EL HELICÓPTERO DE SALVAMENTO RESCATA A 7 SUBSAHARIANOS EN PEREJIL. HAY UNA DESAPARECIDA El helicóptero de Salvamento Marítimo con base en Tarifa busca desde la mañana de ayer a una inmigrante desaparecida en aguas del Estrecho de Gibraltar. Una información que se supo después de que esta unidad participara en el rescate, en torno a las 9.00 horas, de siete subsaharianos cuya balsa tipo Toy que ocupaban había naufragado cerca del islote. El grupo consiguió llegar a la propia isla desde donde fueron izados por Salvamento, estando en las inmediaciones de la zona una patrullera del Servicio Marítimo y otra marroquí. Los rescatados fueron los que comunicaron que una de las ocupantes había caído al agua. Al momento se activó un dispositivo de búsqueda que hasta el momento no ha arrojado resultado alguno. Dos embarcaciones del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y la Gadir están participando en estas labores. El de ayer no es el primer servicio que lleva a cabo unidades españolas en el Perejil y que se saldan con el rescate de subsaharianos. ¿Qué diferencia este modo de proceder del que se tiene en los peñones cercanos a Melilla? En principio nada, salvo que los inmigrantes trasladados desde estos últimos a la ciudad hermana sí han sido entregados a Marruecos en varias ocasiones. En el caso de marras se procedió al traslado a Tarifa (tal y como se aprecia en las fotografías de Efe Andalucía) en vez de hacerlo al puerto ceutí como en otras ocasiones, en donde fueron atendidos por Cruz Roja peninsular. Fuentes consultadas por El Faro indican que la razón pudiera ser la de no dejar duda alguna sobre la españolidad de Perejil tan cuestionada por frentes marroquíes. Los bebés no querían más que brazos. Guardias y Cruz Roja hicieron de canguros Los pequeños solo quieren juego. Es una querencia universal. Ni el haber estado cuatro horas en una embarcación, ni los momentos previos a la marcha, ni el miedo que pudieran transmitirle sus madres. Nada cambia, una vez pasado el rescate, esa querencia porque alguien les coja en brazos, les acaricie o les dé cariño. Y eso lo saben perfectamente los guardias civiles que tienen hijos y que ayer cogían en brazos a los bebés subsaharianos sacándoles una sonrisa. Encontraban también en Cruz Roja ese calor. La base del Marítimo se convirtió en espacio para el descanso merecido Cruz Roja repartió bocadillos y zumos para todos. La Guardia Civil y la Policía Nacional dejó que las mujeres y sus niños descansaran, comieran y se tranquilizaran antes de ser trasladados a la Jefatura Superior y posteriormente al CETI. Así que la base del Marítimo se convirtió en un escenario de juegos improvisado para todos los presentes. La unión entre inmigrantes y guardias era un hecho. La Policía Nacional tuvo que hacer varios traslados dada la cantidad de inmigrantes Ayer fue un día complicado para todas las fuerzas de seguridad debido a la cantidad de inmigrantes interceptados y la forma en que éstos habían llegado. Primero, Guardia Civil y Policía Local se coordinaron en la atención de los subsaharianos nada más ser rescatados y luego le tocó el turno a la Policía Nacional que tuvo que hacer varios traslados a las dependencias policiales con un furgón de los que se suelen emplear para los viajes al puerto.
Primero se llevaron a los varones y después a las mujeres con los niños pequeños. La distribución de los inmigrantes se llevó a cabo dependiendo la zona, sirviéndose de las distintas sedes operativas en la ciudad.
Después, todos fueron al CETI en donde los trabajadores del centro también tuvieron que sacar horas de donde no lo había para distribuir a todos los recién llegados, organizarlos y atenderlos debidamente. Se está juntando gran cantidad de menores en el CETI, así que las unidades familiares y el cumplimiento de las directrices que manda la Defensora del Pueblo para tener juntos a madres con hijos está resultando complicado de cumplir. En este caso los lazos familiares que mantienen varios de los inmigrantes ha sido una característica que no era tan habitual en las anteriores expediciones de sin papeles. La llegada de esta embarcación es histórica por la cantidad de menores Hacía años que no llegaban en semirrígida grupos de inmigrantes entre los que hubiera tanta cantidad de mujeres, embarazadas y menores además de bebés de corta edad aún con el chupete. Por eso la lancha de ayer llamó especialmente la atención e hizo que se activara un protocolo distinto porque sus protagonistas también lo eran.

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