{jaimage crop="ML" /}El ‘holter’ es un dispositivo que detecta trastornos del ritmo cardíaco. Su gran contribución es la mejora del diagnóstico y es un recurso indispensable para el Ingesa.
El holter es una técnica diagnóstica no invasiva que se utiliza para obtener un registro de la actividad del corazón durante un periodo de tiempo determinado, generalmente 24 horas, de forma ambulatoria, es decir, fuera de la consulta porque es portátil y el usuario se lo lleva durante un día. Posteriormente, los datos son recogidos por el médico para su análisis.
“Permite detectar trastornos del ritmo cardíaco, arritmias y, muchas veces, se utiliza para investigar qué tipo de sustrato patológico hay detrás de, por ejemplo, episodios de mareos o pérdida de consciencia de los pacientes”, explicó José María Miralles, facultativo especialista de Cardiología en el Hospital Universitario. Pueden estar motivados por trastornos del ritmo cardíaco tanto taquicardia, cuando la frecuencia cardíaca es muy alta, o cuando es más baja de la normal.
En ambas, “muchas veces se puede producir un déficit de riego cerebral que produce mareos y se puede llegar a provocar pérdida de conciencia, lo cual se denomina síncope”, expuso Miralles.
La gran contribución del holter, un recurso puesto a disposición de los usuarios del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Ingesa, es “mejorar el diagnóstico”, señaló el doctor. “Se ha convertido en imprescindible”, añadió Yamila Alí, enfermera de este servicio del clínico civil en Loma Colmenar.
El proceso comienza con la colocación de los electrodos en el pecho del usuario. Para que se adhieran correctamente, se rasura al paciente en caso de ser necesario y se conectan los cables a la registradora del ritmo cardíaco, un dispositivo cada vez más pequeño gracias a la digitalización del proceso.
Este aparato registra durante un tiempo determinado, normalmente 24 horas, el ritmo cardíaco y luego esa información se vuelca al ordenador mediante un programa. Graba el ritmo electrocardiográfico en las distintas etapas por las que pasa una persona durante la jornada, de la fase de reposo al incremento de actividad en un paseo o en cualquier esfuerzo físico.
El aparato siempre “peca por exceso”, puntualizó Miralles, ya que la señal queda registrada con ruido y el galeno debe determinar si es una arritmia o una interferencia dependiendo del trazado que visualiza en la pantalla. No obstante, continuó, este sistema arroja errores en contadas ocasiones porque cada vez es más eficaz.
En el Ingesa, antes Insalud, está disponible desde 1997, calculó Yamila Alí, enfermera de esta Unidad y encargada tanto de poner y quitar estos equipos portátiles como de lavarlos una vez concluyen las pruebas ya que la actividad diaria genera sudoración y resulta fundamental garantizar las condiciones higiénico sanitarias del holter. Esta prueba diagnóstica se prescribía en Consultas Externas en José Lafont, pero de un tiempo para acá, recordó Alí, se hace en el clínico civil. En la actualidad, el Hospital Universitario dispone de seis holter.
Sin embargo, el holter no es un recurso exclusivo de Cardiología y, cada vez más, el Servicio de Neurología requiere de sus servicios porque “en ocasiones, detrás de una embolia, puede haber una arritmia”, añadió Miralles.
Los integrantes de esta Unidad son, además del portavoz del departamento y la enfermera, los facultativos especialistas en Cardiología Clara Jiménez y Guillermo Isasti. Satisfechos con los resultados que registran en este servicio, Alí solo tiene una petición: “Necesito una compañera porque soy la única enfermera de la Unidad y no doy abasto”.
Cardiología espera los tres dispositivos que solicitó para reforzar el servicio
La Unidad de Cardiología del Hospital Universitario está pendiente de recibir los tres dispositivos ‘holter’ que solicitó para reforzar este recurso cada vez más demandado. “Espero que traigan los tres que faltan porque hoy pongo cinco o los seis, mañana tengo que esperar que vuelvan, que descarguen la grabación, limpiar los cables y luego ponerlos a los pacientes que vengan”, lamentó Yamila Alí, enfermera de este servicio. En la actualidad el Hospital Universitario dispone de seis equipos de diagnóstico portátiles.
“Normalmente no hay lista de espera, como mucho dos meses”, indicó José María Miralles, facultativo especialista en Cardiología del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Ingesa. “Yo he estado en el 12 de Octubre -Madrid- para poner un holter y se tarda seis meses”, reconoció Alí.
“En invierno se genera un volumen importante de trabajo porque los enfermos se descompensan mucho más. Incluso se cita un viernes para quitárselo el sábado y el lunes se analiza”, explicó el doctor, quien añadió que procura que dos aparatos siempre permanezcan en el clínico civil. “Si hay un enfermo que ingresa con un trastorno neurológico que se sospecha que puede tener una arritmia, se pide a interconsultas y le dejamos uno”, señaló el cardiólogo.
Diariamente, el equipo coloca entre cinco y seis dispositivos. “No pongo más porque no tengo”, admitió Alí, quien aseguró que la media nunca baja de cuatro.
Pero, ¿el holter contribuye a disminuir la lista de espera? “No hacemos las cosas por reducir lista de espera, sino porque lo necesita un paciente”, aclaró Miralles. Sin embargo, sostuvo el especialista, “no damos abasto, tenemos una enfermera nada más para toda las pruebas cardiológicas”, una afirmación también formulada por la propia enfermera Alí.
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