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El presidente Ramesh Chandiramani no entiende nada de lo que ha pasado con este tema
Absoluta conmoción causó en la comunidad hindú de nuestra ciudad la noticia del abandono de la Vicaría por parte de Juan José Mateos como consecuencia de la entrada de la deidad Ganesh en el templo de la Virgen de África. La noticia la conoció el presidente de la comunidad, Ramesh Chandiramani, por este medio de comunicación y pidió que al menos le diéramos unas horas antes de pronunciarse porque deseaba “poder digerir la noticia”.
De todas modos, el pronunciamiento oficial de la comunidad se producirá tras la reunión que tendrá lugar en la tarde de hoy y que ha sido convocada urgentemente por parte de su presidente, ya que se quiere analizar con tranquilidad todos los acontecimientos y, por supuesto, apoyar a la persona de Juan José Mateos.
Los integrantes de la comunidad hindú no entienden lo que ha podido suceder y se mostraban sorprendidos por esta decisión, sin embargo, como muestra normalmente de su propia paciencia, esperarán a que sea la comunidad la que tome una decisión a este respecto.
Lo único que acertaba a señalar el mismo Ramesh Chandiramani era que “no entiendo lo que ha podido pasar, porque llevamos ocho años haciendo este mismo acto en la Parroquia de la Patrona, que también es nuestra Patrona y nunca han existido problemas. Comenzamos cuando el Obispo era Ceballos Atienza y el vicario Francisco Correro, y luego hemos continuado en esta época, sin que se hayan producido problemas”.
Deben entender que es un problema de la Iglesia consigo misma, no respecto a la comunidad hindú. Se ha actuado tarde, pero era imprescindible actuar. Insisto, no lo tomen de manera personal ni en colisión entre culturas. La fe cristiana tiene sus prerrogativas y hay que cumplir sus exigencias. Creo que la «parábola de los talentos» podría describir la actitud del vicario e incluso la del obispo.
Nadie con sentido común lo entiende. El obispo debiera explicarse dado que ha forzado o, al menos, admitido la dimisión del vicario. Una decisión de este calado debiera estar muy justificada, aunque difícil será que un credo, que cuanto menos predica poner la otra mejilla, le suelte un sopapo de este calibre a los fieles pacíficos de otro credo. El Papa Francisco igual se echa las manos a la cabeza.