En uno de mis más recientes artículos me refería a la Guardia Civil y a la Policía Nacional. Pero como quiera que, por razones de espacio, es difícil agrupar en un solo artículo la idiosincrasia y formas de actuar de ambos Cuerpos de Seguridad, consideré entonces desarrollar primero el tema de la Benemérita por ser el Cuerpo que más desplegado está por todo el territorio nacional y que realiza sus servicios de vigilancia y control llegando hasta los rincones más apartados de la geografía nacional, mientras que la Policía suele centrarse más en velar por el orden y la seguridad ciudadana en las grandes ciudades.
Además, concurre la especial circunstancia de que, celebrándose este año de 2024 el 200 aniversario de la creación de la Policía Nacional, pues está perfectamente claro que a este otro querido Cuerpo no podía faltar mi igual estima y consideración, teniendo en cuenta que a ambos profeso idéntico reconocimiento, estima y admiración, habida cuenta de los extraordinarios y excelentes servicios que por igual prestan a la sociedad; por los que, indistintamente, siento mi estima y consideración más distinguida; motivo por el que hoy centro mi atención en la eficiente y eficaz Policía Nacional, otra de la Instituciones más queridas y respetadas por la ciudadanía en nuestro país.
Este hito histórico marcó el origen de lo que hoy conocemos como la Policía de todos los españoles, por lo que el 200 aniversario de su creación posee, sin duda, una gran relevancia para el devenir de nuestro país y, también, para el propio devenir histórico de tan querido Cuerpo, que es el más antiguo de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; habiendo sabido evolucionar y adaptarse a los desafíos de cada época, forjando en ese largo recorrido unos principios y valores muy sólidos, nacidos del esfuerzo, sacrificio e incluso heroísmo de sus miembros. En sus dos siglos de historia, la Policía Nacional ha sabido dar respuesta inmediata y eficaz a las demandas de todos los ciudadanos, razón por la cual, es hoy una de las instituciones más queridas, más valora y más respetada por la sociedad.
Así, el 13 de enero de 1824, y por iniciativa del Rey Fernando VII, se promulgó la Real Cédula por la que se creaba la Policía General del Reino, antecedente histórico de la Policía Nacional. Según recoge el correspondiente Real Decreto entonces promulgado, que recoge: “nos encontramos, por tanto, en los orígenes de la Policía de todos los españoles y ante una fecha de gran relevancia en el devenir de nuestro país, al convertirse en una institución de ámbito nacional encargada de velar por la seguridad y de ser garante del bienestar y la convivencia, claves en el desarrollo de nuestra Nación”.
La conmemoración del bicentenario se llevará a cabo durante todo el año 2024, mediante un extenso programa de actos y actividades que se desarrollarán por todo el territorio nacional y que son impulsados y coordinados por la Comisión Nacional, órgano colegiado interministerial adscrito al Ministerio del Interior que actúa bajo la Presidencia de Honor de Sus Majestades los Reyes.
Por mi parte, me adhiero solidariamente a tan solemne acto, con mi admiración y gran afecto hacia dicho Cuerpo Nacional y a sus miembros, que tan buenos servicios han prestado a España y a los ciudadanos. A lo largo de estos dos siglos de existencia, y a pesar de haber contado con diferentes denominaciones el Cuerpo, la Policía Nacional, ha servido de forma ininterrumpida a todos los ciudadanos y a la Nación, siempre con un mismo espíritu de servicio público, de entrega y de sacrificio hacia el mismo pueblo del que la Policía Nacional nace y se hace. Por lo tanto, es un cuerpo policial que ha sabido evolucionar y adaptarse a los desafíos de cada época, forjando en ese largo recorrido unos principios y valores que surgen del trabajo diario dando su seguridad, entrega, asesoramiento, consejo, apoyo y ayuda a los ciudadanos.
Por ello, fruto de la estricta profesionalidad, de la vocación policial, del rigor y de la objetividad con los que la Policía Nacional ha servido, y continúa sirviendo al pueblo, todo ello pone de claro manifiestos su gran aporte, la total entrega y la plena dedicación con los que, a lo largo de esos 200 años, los miembros de dicha Policía han servido a su Patria y a su pueblo, debiendo ello ser para todos y cada uno de sus miembros timbre de honor, de íntima satisfacción y de pleno enorgullecimiento, de haber hecho posible, tanto a título individual cada miembro, como colectivamente como Cuerpo, que los unos y los otros podamos sentirnos muy honrados y respetados, haciéndose de esa forma querer y a la vez respetar; siendo valorados y queridos por la sociedad a la que sirven y de la que también ellos forman parte.
Y es que, sinceramente creo, que no hay persona que sea mínimamente justa y honesta, que no sea capaz de reconocer haber recibido alguna vez de su Policía española, la prestación de algún servicio, de alguna información útil, apoyo o ayuda, incluso a veces, habiendo ido más allá de lo que pudo ser el estricto cumplimiento de sus deberes y obligaciones, para estar al servicio de los ciudadanos, más que como agentes de la autoridad – que también – como realizadores de algún gesto de honradez, de información, de consejo, de asesoramiento y de entrega a los ciudadanos. Y eso, al fin, es lo que le hace ser tenidos en aprecio y estima, siendo el Cuerpo valorados como una de las mejores instituciones de nuestro país. Por lo demás, la persona que es honesta, honrada y normal, nada tiene que temer ni que desconfiar de la Policía Nacional, como no sea deberle y estarle agradecida por algún servicio o favor del Cuerpo recibido.
En su bicentenario, que se cumplió el 13 de enero de 2024, se vienen conmemorando a lo largo de todo este año 2024, numerosos actos celebrativos sobre los principales episodios de la historia de esta ejemplar institución policial, de la que cada uno de sus miembros puede sentir siempre el honor, la honra y el noble orgullo de pertenecer, por haber prestados tan admirables servicios al pueblo. Es por ello, que la Institución tiene más que sobrados motivos de sentir el noble orgullo y la dignidad de estar prestando a los ciudadanos uno de los mejores servicios, como operador de referencia en orden público y seguridad ciudadana, tanto a nivel nacional como internacional.
Si quisiéramos hacer un breve repaso histórico del Cuerpo Nacional de la Policía, en 1824 comenzó a recibir la denominación profesional de “Celadores Reales”. Al año siguiente, 1825, Fernando VII ordena la organización de un regimiento de caballería, como fuerza auxiliar de la anterior, dichos Celadores, fueron claro antecedente de los colectivos policiales uniformados. Esta unidad estaba a las órdenes de los Comisarios, y se amplió su servicio y presencia a todas las provincias, pero solo duró dos años. Luego, en 1833, pasaron a denominarse “Salvaguardas Reales”, al inicio del reinado de Isabel II, pasando a ser cuerpo uniformado, que asumió las misión de conservar el orden ciudadano en Madrid y sus alrededores. Su existencia fue breve.
El 1 de noviembre de 1868, pasó a llamarse “Cuerpo de Orden Público”. Tras la revolución de octubre de 1868, conocida como "La Gloriosa", que motivó el destronamiento y exilio de Isabel II, se instituye el Cuerpo de Orden Público de Madrid. Inicialmente su ámbito territorial fue la capital del Reino, pero más tarde, el 1 de junio de 1870, el gobierno provisional extendió su jurisdicción a toda España. En principio, el Cuerpo de Orden Público tuvo carácter militar, aunque, al ser evidente que no cubre las necesidades de una policía judicial, se desmilitariza a un centenar de sus miembros para destinarlos a investigación y prevención de delitos. En resumen, la ‘Historia de la Policía Nacional’ recorre los dos siglos de existencia, siendo una de las instituciones públicas más valoradas y más queridas por el pueblo.
Desde ingeniosos inventos, como el del primer robot TEDAX, pasando por duelos al más puro estilo romántico e incluso por el antecedente de la que pudo ser la primera Unidad Canina, la Historia de la Policía Nacional también incluye pequeños relatos de aquellos que sirvieron en ella desde 1824. «A lo largo de los dos últimos siglos de la Historia de España, unas veces de paisano, otras vistiendo de azul tina, de gris, de marrón o de azul policial, la Policía Española ha sabido adecuarse, en cada momento, a las exigencias demandadas por la sociedad española, defendiendo sus derechos y libertades». En sus dos siglos de historia, la Policía Nacional ha buscado dar respuesta inmediata y eficaz a las demandas de todos los ciudadanos, razón por la cual, es hoy una de las instituciones más queridas y valoradas por la sociedad.
Mi enhorabuena y mi cordial felicitación al Cuerpo de Policía Nacional y todos sus miembros, en el feliz Bicentenario de su creación, y que continúe cosechando muchos éxitos en las nuevas etapas que le queda por recorrer. MUCHAS FELICIDADES.
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