1968. Medio siglo después, aún permanecen vivos en el recuerdo importantes acontecimientos internacionales que marcaron aquel año: la sangrienta primavera de Praga, los asesinatos de Martin Lutero King y Robert Kennedy o las revueltas del mayo del 68. En España, ETA irrumpía con su primera víctima, se cerraba la frontera de Gibraltar, Guinea alcanzaba su independencia, nacía Felipe VI y Massiel triunfaba en Eurovisión. En el plano local, desaparecían la Jefatura del Ejército del Norte de África y el Gobierno General de Ceuta y Melilla, ambos erradicados en nuestra ciudad; entraba en funcionamiento la Central Térmica del Tarajal; la Feria, por fin, volvía a celebrarse en agosto; se efectuaron las últimas expropiaciones para posibilitar la construcción del polígono de viviendas ‘Virgen de África’; las niñas podrían ya acceder a la Corte de Infantes de la Patrona y el At. de Ceuta perdía para siempre la Segunda División en circunstancias singularmente anómalas.
Un decreto de Presidencia del Gobierno del 20 de enero con entrada en vigor el día primero de febrero disponía el cese de José Muslera González-Burgos, nuestro último teniente general, como jefe del Ejército del Norte de África, y el mando conjunto de todas las fuerzas de Tierra, Mar y Aire localizadas en estos territorios
“Ante la necesidad de reducir el gasto sin perjuicio de la eficaz gestión de los servicios, parece proceder a la suspensión del mando del E.N.A., así como suprimir el Gobierno General de las Plazas de Soberanía que viene siendo asumido por el mando militar, así como los cargos de Administrador General y adjuntos gubernativos”, señalando más adelante el citado decreto que los alcaldes de ambas ciudades pasarían también a tener el carácter de delegados gubernativos, dependiendo directamente del ministerio de Gobernación.
Ceuta perdía así su especial condición de Capitanía General que había venido ostentando desde 1956, integrándose en la II Región Militar, con sede en Sevilla. A tal efecto, el 7 de marzo, a bordo del minador ‘Marte’, llegaba el Capitán General de la misma, Manuel Chamorro Martínez, en su primera visita oficial, recibiendo un cálido recibimiento.
Producidos los ceses anteriores, se imponía la más alta condecoración de la ciudad, al general Muslera y a Luis Carvajal Arrieta, Administrador General de Ceuta y Melilla, en el acto de despedida de ambos. Medio siglo después, una avenida lleva el nombre de aquel último teniente general, al tiempo que una barriada recuerda también a Carvajal.
Disuelta la jefatura del Ejército del Norte de África, su cuartel general pasó a ser ocupado de inmediato por la Comandancia General, donde permanece desde entonces, a la vez que ésta dejaba sus dependencias de la Marina para acoger al Gobierno Militar, cuyo desaparecido caserón, junto al templo de la Patrona, fue adquirido al Ejército por el Ayuntamiento para permitir abrir así la plaza de África al puerto y a la bahía norte.
Aquellos tiempos, con una guarnición militar tan numerosa, eran de grandes paradas militares, especialmente la del desfile de la Victoria, protagonizado por los distintos cuerpos y armas de la plaza, que aquel año pusieron en su recorrido por el muelle Dato a más de cinco mil hombres y 200 vehículos.
Un año de inauguraciones
Con el contingente de efectivos castrenses tan numeroso, un puerto todavía hegemónico, una frontera ágil, algunas pequeñas fábricas y un comercio cada vez más en auge, especialmente cuando el seis de mayo se centraba la frontera de La Línea con Gibraltar, la economía ceutí respiraba un bienestar en nada comparable, por desgracia, con el inquietante panorama que actualmente se cierne sobre la ciudad.
En este clima de bienestar, el 9 de abril, tenía lugar la apertura privada del Hotel Ulises, con el agasajo a autoridades locales y del vecino país, invitadas por la Empresa Buliva S.A., propietaria del establecimiento. En mayo se inauguraba la Residencia Skol, en el cruce del Morro. Y se hablaba de turismo, de atraer a muchos visitantes, de ahí la celebración, en agosto, del Día del Turista, con entrega de obsequios y propaganda a quienes llegaban tanto por el Tarajal como por el puerto
En junio se entraba en funcionamiento la fábrica de helados ‘El Estrecho’, propiedad de Miguel Villalba Cubillo.
‘Sunder’, ‘La casa de los regalos’, inauguraba también su atractiva tienda de la Marina, con sus objetos de arte y regalo, marfil, muebles de madera teka, ébano de Kenya o muebles tallados en nácar y marfil.
‘Perfumería Pacheco’ abría igualmente sus puertas y Establecimientos ‘Crisa’ hizo lo propio en Antioco, 23, para dedicar de forma permanente el comercio a juguetería.
Frente por frente, el colegio de Agentes Comerciales estrenaba su sede en el nuevo edificio que llevaba su nombre.
Hadú no era ajeno al activo comercio que se vivía por entonces, quizá por ello la Caja de Ahorros inauguraba su agencia urbana nº 2, en un pequeño edificio de una planta en la intersección de la avenida de Regulares con la de Otero. La entidad ceutí contaba por entonces unos depósitos de 371 millones de pesetas.
En otro orden de cosas, el 15 de noviembre entró en funcionamiento el primero de los grupos de suministro de la nueva Central Térmica del Tarajal, que pretendía poner fin a las deficiencias que se venían padeciendo en el suministro de energía eléctrica.
Como también comenzó a dar sus primeros pasos la Planta Potabilizadora que existió en el Desnarigado, de momento sólo para la producción de electricidad, quedando para más adelante la potabilización del agua.
Viviendas, obras y barcos
En 1968 se daba el paso definitivo para hacer realidad el actual para el polígono ‘Virgen de África’, con la expropiación de las veintiocho fincas que todavía existían en el lugar, tal y como puede verse en la fotografía, por un importe de más de 27 millones de pesetas. Y a su vez, en noviembre, se iniciaba la construcción de las 390 viviendas de Terrones. Avanzaban también a buen ritmo las obras del nuevo clínico de la Cruz Roja, una realización de primera necesidad para la sanidad hospitalaria local de entonces. Y en otro ámbito, en el portuario, más o menos como sucede ahora, hasta 18 cruceros hicieron su escala, entre ellos los soviéticos Ivan Franco y el Taras Shevchenko. Lo lamentable es que aquel tráfico desapareciera pocos años después, hasta épocas más recientes cuando ha ido recuperándose merced al empeño de José Torrado al frente de la Autoridad Portuaria. A principios de mayo, realizaba sus primeras pruebas oficiales y definitivas el petrolero ‘Ceuta’, a las que asistió el alcalde, José Zurrón. Con la bandera española sobre el escudo y el nombre de nuestra ciudad, la flamante unidad de la flota petrolera nacional botada en el Ferrol, con sus 115.000 toneladas y dotado de los últimos adelantos en navegación, era el mayor barco construido en España hasta entonces. El alcalde entregó un cuadro de la Virgen de África y una placa conmemorativa. El 15 de diciembre, el obispo bendecía las instalaciones de la Residencia Nazaret de Cáritas Diocesana, un moderno y confortable edificio que acogía a más de 200 ancianos y niños, el mismo que, desalojado ya en la actualidad, se pide pueda ser utilizado para otros fines sociales o educativos.