En vez de elegir lugares extraños han escogido uno de los más conocidos del mundo.
El ‘Sarmiento de Gamboa’ partió de Vigo el 17 de septiembre para llevar a cabo la campaña oceanográfica Contourbier, en la que participan varias instituciones, tanto universidades como otros centros. “El objetivo es ver las corrientes de agua y cómo han afectado a los fondos marinos”, explicaba ayer mismo Javier Hernández-Molina desde la embarcación. Este profesor de la Universidad de Vigo es el coordinador de la expedición, que tratará de desentrañar los secretos de una zona, la del Estrecho de Gibraltar y sus costas ibéricas cercanas. “Queremos reconstruir la evolución de los fondos marinos”, explicaba Hernández-Molina.
Uno de los objetivos de esta misión es el de encontrar, también, los recursos marinos del fondo del mar que se encuentran aún inexplorados. Para ello, el equipo de cuarenta científicos, internacional y multidisciplinar, cartografiará todo el área al detalle, en lugares que hasta ahora ni siquiera se había hecho. Eso se hará con un equipamiento tecnológico que no sólo permite llegar hasta el fondo del mar, sino aún más profundo. “Podemos analizar incluso kilómetro y medio por debajo del mar”, afirmaba el coordinador de esta misión.
Uno de los objetos concretos del estudio son los las ‘contornitas’, acumulaciones de sedimentos producidos por las corrientes, algo muy abundante en la zona. Su estudio “ha constituido una de las líneas activas de investigación en geología marina por su interés en conocer la historia y evolución del océano, así como la relación directa con yacimientos de hidrocarburos y yacimientos minerales”, según explica el equipo investigador.
Precisamente, una de las sorpresas que podría deparar este estudio es la de encontrar recursos naturales bajo el fondo del mar. “La zona desde la apertura del Estrecho pasando por Cádiz y Ceuta hasta Melilla es un área de la que no hay mucha información disponible, y precisamente eso es lo que estamos haciendo”.
El barco ha pasado varios días muy cerca de Ceuta, especialmente cuando los cuarenta científicos estuvieron estudiando el cañón geográfico que se encuentra cerca de la Ciudad, y que puede aportar importantes datos sobre la evolución histórica del mar. “Hablando del agua, es muy fácil marcar el límite entre el Atlántico y el Mediterráneo, el Estrecho. Pero más difícil es si queremos determinar los límites geológicos”, remarcaba el profesor Javier Hernández-Molina. La otra cara, la de los recursos naturales, sería fácil de explotar: “No están en el Estrecho propiamente no, pero el Golfo de Cádiz sí. Al no tratarse específicamente de la zona de gran tráfico, no existiría ese problema”.
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