La defensa realizada por el presidente Vivas sobre la capacidad la asimilación de Ceuta con el resto de las autonomías es una decisión política que es tan respetable como quienes se han empeñado, por fastidiar al Gobierno, de no embarcarse en esa defensa y querer dejar a nuestra ciudad como un mero Ayuntamiento. Aquí no estamos hablando ahora de quimeras. Por supuesto que sería bueno que Ceuta fuera comunidad autónoma, pero el instrumento que tenemos en estos momentos es el que es y quien no quiere reconocer que Ceuta ha avanzado en multitud de campos gracias a ese Estatuto de Autonomía es un miope político que se quedó anclado en los tiempos de la lucha de clases.
No es bueno que los grupos de la oposición no hagan causa común con el Gobierno en la defensa de ese estatuto, aunque algunos quieren avanzar, pero siempre habrá tiempo. Pero no podemos perder lo que ya hemos obtenido. Ceuta no puede permitir, sin lucha hasta la extenuación, que los tribunales no nos reconozcan nuestra diferencia autonómica.
No nos podemos perder en el nombramiento de una viceconsejera o en el de dos consejeros no electos. Eso es simplemente la punta del iceberg. Debajo hay mucho más, es la consolidación de esos avances que hemos tenido gracias a contar con un estatuto de autonomía. No vayamos a perderlo por diferencias políticas.
Hay algunos que aún tienen que demostrar que la defensa de los intereses generales de los ceutíes está por encima de los intereses partidistas.