Las comparecencias oficiales, cuando nada aportan, sirven únicamente para que sus protagonistas satisfagan su ego. En la práctica tienen el valor de las promesas incumplidas y los fracasos arrastrados, o sea, ninguno. El pasado miércoles el delegado del Gobierno decidió que ya era hora de salir del cascarón y comparecer. Lo hizo para satisfacer sus propias creencias, para sentirse el salvador de Ceuta, el que es capaz de quemarse, el que se cree que debemos ponerle un busto en alguna de las rotondas por todo lo que ha luchado por esta ciudad. En serio, él se cree esto y mucho más. Lo cree hasta el punto de vivir acomplejado porque haya un sector de la sociedad que lo califiquemos de inepto, que critiquemos su gestión, que lo consideremos uno de los peores delegados que ha pasado por esa plaza. Ese choque de sentimientos lo tiene como lo tiene, únicamente aupado y defendido por quienes viven de adularlo, porque de otra forma estarían ya sellando en la cola del paro.
Una ciudad que critica la inseguridad existente, una ciudad cuyas fuerzas de seguridad se suman a esta sensación (lean las declaraciones de sindicatos y asociaciones), una ciudad a la que se le pretende calmar con compromisos políticos, se topa después con un delegado que ni aporta fechas de mejora y que se jacta de que la frontera funciona mucho mejor que antes porque ya “no hay avalanchas” ni gente en la playa. Hay que tener valor para ofrecer estas declaraciones después de una semana con un paso fronterizo bloqueado, con colas que hacían imposible la circulación, con guardias civiles desbordados, con una asociación como la AEGC que saca a la luz algo tan grave como que a los guardias no se les deja actuar y sancionar en la frontera por órdenes políticas... Después de todo esto... ¿pretende vender como un éxito su gestión?, ¿las avalanchas humanas (que por cierto se siguen sucediendo, su propia Delegación informó de dos con heridos la víspera del cierre del paso) trasladadas a avalanchas de vehículos patera no las ve?. Los sabotajes y las mafias que el propio Gobierno del PP sustentado por Juan Vivas denuncia... ¿no son problemas graves a considerar en la plaza de los Reyes?, ¿qué me he perdido en esta bifurcación de planteamientos? Es todo tan anormalmente insoportable que a una le cuesta entender cómo se pueden organizar comparecencias de prensa para insultar de esta manera al ciudadano de a pie, a una calle que exige una adopción de remedios urgentes y no una continúa dejación confiada a la intervención divina. Porque la humana, ya lo ven, resulta nefasta, así que habrá que encomendarse al de arriba.