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Los alumnos de 4º y 5º de Primaria del colegio Ramón y Cajal han proyectado en un trabajo su visión para cambiar el mundo l Un proyecto que han trabajado a través del MUS-E
Pocas veces se da a los niños la posibilidad de expresarse ante la sociedad para dar una nueva visión de las cosas. Y cada vez es menos frecuente que la escuela les ofrezca mostrar su pensamiento y aplicar su creatividad para mejorar el mundo de los adultos. Pero cuando los pequeños se unen y actúan, el sentido de la educación cambia. Este es el caso de los alumnos de 4º y 5º curso de Primaria del colegio Ramón y Cajal que han mostrado a través del arte cómo cambiarían el mundo con un objeto mágico. El proyecto es obra de Sonia Escolano, artista MUS-E, que a través del arte enfocado desde diversas perspectivas ha buscado en los alumnos trabajar aspectos como la expresión oral y corporal. “La finalidad del proyecto es trabajar las artes como herramienta que favorece la integración social, educativa y cultural de los alumnos”, explica Escolano. La artista quiso trabajar el tema de los refugiados desde la visión de unos niños de 9 y 10 años. “Antes de comenzar los trabajos de arte les pregunté qué conocían acerca del asunto y para mi sorpresa todos estaban puestos en materia, y además mostraban una visión muy humana y empática de los acontecimientos”, explica. El por qué no se les acogía o aceptaba en Europa era uno de los grandes interrogantes que invadía a estos alumnos. Y ese fue el punto de partida para Escolano, trabajar un objeto mágico con el que ayudar a esas personas, a esos niños tan semejantes a ellos y tan distantes en cuanto a oportunidades. Organizados en grupos de cuatro o cinco personas, los alumnos tuvieron el poder de cambiar el mundo. Un cambio desde el arte que trabajaron en varias sesiones del primer trimestre del curso y dio como producto final el particular objeto mágico de cada grupo. Una cesta mágica que ofrece comida o agua si se le pide; una manta ‘proporcionable’ para taparse y a la vez brinda comida, o un árbol mágico, entre otros muchos, son los objetos fantásticos con los que unos niños cambiarían el mundo. La artista tenía por objeto incidir en el diálogo y la interacción, así como en el desarrollo de la creatividad y la inmigración en la práctica educativa. A través de sesiones y talleres impartidos por Escolano los alumnos fueron canalizando su creatividad a la vez que reforzaron su autoestima y mejoraron el aprendizaje. La artista comenta que uno de los principales problemas que se encuentra en centros de la ciudad es la dificultad que tienen muchos estudiantes para expresarse. Por ello, la última parte del proyecto pasaba por aparecer delante del objetivo de la cámara de Escolano y explicar el trabajo que habían desarrollado. “Con ello trabajamos tanto la expresión corporal como el vocabulario, que se enriquece, a la vez que pierden la vergüenza para manifestarse”, comenta. El producto definitivo del proyecto está disponible en la página web de la Fundación Yehudi Menuhin. Un vídeo en el que los niños del Ramón y Cajal han demostrado ser conscientes de la realidad del mundo que les rodea, así como su compromiso con la mejora de su entorno.