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Formado por 15 jóvenes que no se conocían hasta entonces, el coro ‘Voces de San Juan de Dios’ ha formado una familia y aparecerá en escena con sorprendentes propuestas
Llueven nuevos tiempos, pero las épocas cambian, siempre ha sido así. Que la historia de nuestra civilización ha ido en plena y constante evolución lo tenemos constatado en multitud de documentos, y que siempre ha habido reacios a esos cambios tampoco es una novedad, por eso las voces que se alzan en contra de estas nuevas costumbres navideñas no son una sorpresa. Como siempre se ha dicho ‘adaptarse o morir’, aunque también surgen nuevas voces de estas nuevas generaciones que pretenden fusionar lo tradicional con lo nuevo. Son estos jóvenes que incorporan el legado a sus gustos y aficiones, y que con ellas dotan a costumbres como las actuales fiestas del color de nuestro tiempo. Ese fue el principal propósito de Adrián Naranjo hace tres años cuando se propuso fundar un coro, un coro de villancicos. “Mi única formación era haber estado cantando varios años en un coro de adultos, pero más allá de eso mis conocimientos musicales son autodidactas y del certamen tampoco llegaba con un gran legado familiar como en otros casos”, explicaba.
Pero sus años de participación lo habían embaucado, la Navidad se había apoderado de él y deseaba perpetuar ese concurso, pero cambiando el estilo. “Barajé cuáles eran las mejores posibilidades, en cuanto a categorías, y me arriesgué por el juvenil”, declaraba. Y con una propuesta firme se plantó con el coro ‘Voces de San Juan de Dios’ y sin ningún componente; ese era el siguiente reto: conseguir que un sector un tanto escéptico con el espíritu de estas fiestas se volcase en una tradición tan arraigada a las mismas. “Empecé tirando de los niños del coro de la parroquia, un poco casi obligados”, confiesa. Pero cuando Naranjo los reunió y presentó su propuestas comenzó a surgir la curiosidad entre sus primeros integrantes. Los ensayos comenzaron a fructificar y ese año aparecieron en escena con unas canciones diferentes. Otro estilo, otra propuesta, eran villancicos, pero de otra generación, y aquello cautivó, hasta tal punto que fueron los propios adolescentes a buscar a Naranjo para formar parte de su coro.
Un grupo que ha trascendido a la Navidad, que ha sido su gran plataforma para darse un impulso por toda la ciudad, por donde se mueven y cantan a lo largo de todo el año. Festivales infantiles y juveniles, los llaman y organizan eventos, “un no parar donde los padres llegan a estar incluso más implicados que los hijos”, dice el director.
Y es que Naranjo bien podría ser el hermano de cualquiera de ellos, que además lo es. El director es un joven de poco más de 20 años con altas expectativas y cargado de vitalidad que infunde a todos su miembros, eso sí cargado de autoridad necesaria para dirigir. Pero, ¡qué bien dirige y qué niños tiene! Bajo los salones de la iglesia de San Juan de Dios alza la batuta, coge la guitarra, posiciona a cada uno de ellos y les marca los pasos a seguir. Todavía no imaginamos el espectáculo con el que van a arrancar. Son jóvenes tranquilos, callados e incluso algo tímidos, parece que les va a costar soltarse. Pero se da luz verde y comienzan algunos, arranca el resto. Voces principales y coros de fondo. Un solo a capella y continúan. Una auténtica heterofonía que traslada a cualquiera de las más famosas películas actuales que versan sobre jóvenes en coros, parece inspirada en ello, y con una nota de 10. Las letras no cambian, hablan de lo característico de estas fiestas. Desde los pasajes bíblicos se hace un recorrido por las tradiciones de todas las épocas hasta llegar a los tiempos que nos acontecen.
Estos jóvenes son una delicatessen y abogan por la subsistencia de este concurso. Ellos son conscientes de que se está disipando, pero animan a formar nuevas propuestas como la suya, más allá de la Navidad. Señalan que la amistad que se ha formado es muy fuerte, son “inseparables. Cantan, ríen, lloran. Son una familia y hace un par de años no se conocía ninguno. El grupo es el resultado de este concurso”, expresaba Naranjo.