Un debate que está abierto en la sociedad norteamericana no está abierta ni en la sociedad europea, ni en la española, ni en la ceutí. Mientras que cada cuatro años, la sociedad norteamericana vuelve a dividirse entre quienes son partidarios de la limitación de las armas y quienes defienden que en un país libre cada ciudadano está legitimado a portar un arma de fuego y que ello entra dentro de la libertad individual del ciudadano, aquí resulta que ahora parece que se ha puesto de moda sacar a pasear las pistolas.
Lo mismo es una realidad que sucede desde hace muchos años, pero ha ocurrido que en los últimos días se han dado dos circunstancias que nos obliga a reflexionar sobre estas actitudes por parte de miembros de las Fuerzas Armadas o de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, donde también incluimos a la Policía Local. Por un lado, un sargento primero de la Legión hirió de gravedad a Hicham a unos 50 metros de la Jefatura Superior de Policía portando en una riñonera un arma particular porque tenía licencia de armas. Y el domingo por la noche, unos encapuchados atracaron un salón de juego, encapuchados y con armas, que está a unos 150 metros de la Jefatura Superior de Policía. Pues bien, en este salón de juego, en el momento de ocurrir el atraco había un policía local fuera de servicio que llevaba su pistola reglamentaria encima. Al abandonar los delincuentes el local, salió del lugar y llegó a disparar al aire para intimidarles, pero no logró la detención. La pregunta que cabe hacerse es ¿cuál es la razón que un policía local fuera de servicio, que acude a comprar tabaco al local de juego, tenga que llevar su pistola encima. ¿Qué necesidad existe de ello?
No estamos en Chicago, ni en Harlem, a pesar de no encontrarnos en una ciudad que sea una delicia en cuanto a la seguridad ciudadana, pero nuestra cultura es distinta. Las pistolas, al final, las carga el diablo.
Bueno sería que, al menos la Ciudad Autónoma, obligara a sus policías a dejar las armas en casa o en el mismo cuartel, en vez de pasear por la calle.