Lo que comenzó como una queja vecinal ha terminado con la adopción de medidas por parte del Ayuntamiento. Las altas velocidades que los imprudentes conductores alcanzaban en el Recinto ahora, al menos, se verán dificultadas con la instalación de badenes reductores de la velocidad. Y no sólo eso, la limitación de velocidad se ha establecido en 30 kilómetros por hora. No es una cuestión menor el informar a la ciudadanía de estas nuevas normas de circulación en el Recinto, pero que debe venir acompañadas de una mayor y mejor vigilancia de la velocidad en nuestras calles.
En este caso, se han adoptado medidas en esta barriada, pero si bien es cierto que esta problemática se extiende a otras en las que sus vecinos también reclaman medidas similares para que los conductores no alcancen velocidades que no solamente ponen en peligro su vida al volante sino también la integridad de peatones y otros conductores.
La problemática suscitada en el Recinto y la solución sobrevenida activamente por parte de nuestras autoridades debe de servir de ejemplo a tomar para otras barriadas con la misma problemática.
No es cuestión de decretar en toda la ciudad que no se pueda circular a más de 30 kilómetros por hora, pero sí sería ideal la limitación de velocidad en las zonas más eminentemente residenciales de la ciudad y un poco más de concienciación entre los conductores, pues redundaría en una mayor calidad de vida para todos.