Me pararon ayer dos jóvenes marroquíes en plena plaza de los Reyes. Las conozco. Son chicas que trabajan en casas del centro, que vienen a primera hora de la mañana y se van después de comer. Chicas que cruzan a diario el Tarajal, que también tienen sus horarios. Me pararon para contarme lo que le ha sucedido a una compañera. Hace unos días bajó del hogar en el que trabaja con las bolsas de basura, las depositó en el contenedor y ¡zas! apareció la Policía Local. Ella cumplía con su trabajo, nadie le había advertido de que si bajaba la basura a esa hora podía estar incumpliendo una ordenanza. Ahora imagínense por un momento la escena: la mujer con miedo, los policías cumpliendo con lo que les han mandado, la mujer sin querer decir en qué casa trabaja porque no tiene papeles, los policías preguntando que de dónde venía... No es la primera vez que sucede. Desconozco si a la protagonista de esta historia le sancionaron o adoptaron alguna medida contra ella. Sé que ha habido más casos en pisos de La Marina, en los que estas jóvenes han terminado multadas por sacar la basura a deshora, protagonizando una situación igual de esperpéntica que la de las limpiadoras de los colegios también multadas y que sacó a la luz CCOO. Las historias de estas trabajadoras transfronterizas nadie las cuenta. Son, ya saben ustedes, unas invisibles para buena parte de la sociedad.
El sistema no funciona bien cuando ideamos unas ordenanzas para solucionar un problema y terminamos teniendo que pensar la manera de buscar conciliaciones. Lo advirtió el propio Gobierno, a sabiendas de que las limpiadoras de los colegios no van a estar esperando la hora permitida para dejar las bolsas de basura. De igual forma sucede con estas empleadas, muchas de ellas sin seguro, que bajan la basura sin saber nada de normas y sin que sus respectivas ‘señoras’ -como las llaman- les hayan dicho algo al respecto. Es más, me consta que en dos casos de transfronterizas denunciadas no se han hecho cargo de la multa impuesta. Además si se atreve a decir la casa en la que trabaja, ya saben lo que pasará: puerta y a buscar otra.
No escribo esto para que alguien me dé soluciones, quizá lo hago por dar voz a unas invisibles a las que nadie sitúa en primera línea, quizá por la rabia que me dé pensar en esa pobre chica, temerosa, sin saber qué responder a dos agentes que sancionan su actitud... Quizá esto no le importe a mucha gente. Como tantas cosas. Todavía hay algunos a los que sí. Una ordenanza que da pie a estas injusticias no puede ser la más adecuada.
La Solucion es hacerle los papeles y seguros y dejar de infringir mas leyes , que aqui todos quieren vida facil y cambiar el mundo en vez de cambiar ellos... ah! Y si tirar la basura a su hora pero no ellas si no el que tiene que tirarla... flojos!