Los partidos políticos esperan que haya alguna información a la que puedan hincar el diente para obtener su parcela de protagonismo mediático. Lo hacen todos, sin excepción. También los hay que a pesar de las explicaciones dadas, siguen ejerciendo el derecho al pataleo sin que se sepa, a ciencia cierta, el porqué. Así ha sucedido con la paralización de las obras en el Príncipe por falta de liquidez. Ha sido la propia Ciudad la que ha reconocido la situación y la que ha explicado el porqué no hay fondos, aportando ya las soluciones que se adoptarán. No ha habido ocultismos y, de hecho, han existido ya reuniones para informar a los vecinos sobre lo que irá sucediendo en los próximos meses. Aquí quienes deben estar indignados son los propios vecinos, pero no unos partidos políticos que no se han interesado, en nada, por las obras hasta que éstas salen a la luz pública y entonces pueden ejercer la crítica hacia el Gobierno. Demagogias las justas, más cuando los asuntos puestos encima de la mesa son tan graves.