La Guardia Civil se ha ido adaptando a la sociedad en la que está inmersa y ha ido dejando atrás viejos postulados que no tenían cabida en la sociedad del siglo XXI. Los guardias civiles caminamos en una continua transición profesional y democrática que nos acerca cada vez a los funcionarios policiales, aunque queda mucho camino por recorrer.
El éxito de la Guardia Civil radica y, debe radicar, en la capacidad de convivir la tradición con la necesaria adaptación a otras realidades de esta sociedad. Cerrarse a justas reivindicaciones sólo sirve para atrasar la llegada de los cambios, pero no impedirá que estos lleguen como ha ocurrido con el derecho de asociación, un nuevo régimen disciplinario más garantista que acabó con las sanciones disciplinarias privativas de libertad y otras normativas como las de jornada y horarios, vacaciones, libertad de circulación y manifestación.
La frase ‘Todo para el pueblo, pero sin el pueblo’ se hizo popular como un lema del despotismo ilustrado caracterizado por el paternalismo, en oposición a los que veían necesario la intervención del pueblo en los logros sociales. Una frase que venía a decir que el gobierno realizaba medidas para mejorar la calidad de vida del pueblo, pero sin la participación ni intervención del pueblo. En ese enroque se encuentra la Asociación Pro-Huérfanos de la Guardia Civil. Una Asociación que necesita evolucionar y adaptarse para evitar un desgaste institucional innecesario.
Llevamos años reclamando desde AEGC la necesidad de la adaptación de los estatutos de la Asociación Pro-Huérfanos a la realidad social en la que nos encontramos. Una Asociación a la que pertenecemos obligatoriamente aportando una cantidad mensual de nuestras nóminas. Sin embargo, a pesar de ser una asociación, sus asociados no pueden opinar, ni participar, ni intervenir en las decisiones que toman sus dirigentes y, mucho menos, elegir a nuestros representantes y gestores.
La Asociación Pro-Huérfanos ha tenido un papel fundamental en la protección, educación y ayuda a nuestros huérfanos en épocas donde la protección social era inexistente para las familias. Nuestros huérfanos tenían garantizada una buena educación y sus necesidades básicas cubiertas y las familias la tranquilidad de que nada les faltaría. Partiendo desde estas premisas, defender la necesidad de una larga vida a PRO-HUÉRFANOS es una obligación de todos los guardias civiles. Sin embargo, la premisa principal -la necesidad de esta Asociación-, no impide que desde AEGC reclamemos la mayor transparencia posible, la actualización de los estatutos a la realidad de la Guardia Civil y, por lo tanto, la participación de las Asociaciones Profesionales. Unos cambios que no deben alejarse de los principios generales para la que se creó, porque alejarnos de estos principios perdería el sentido de la existencia de PRO-HUÉRFANOS y este es un lujo que no podemos permitirnos.
La necesidad de un cambio estatuario y de gestión de la Asociación PRO-HUÉRFANOS es una de las reivindicaciones de AEGC, porque entendemos que, a pesar de ser legales sus estatutos y su forma de gestión, no tiene sentido que en una sociedad democrática y en una Institución donde se elige a sus representantes democráticamente, se cierre la posibilidad de dar voz a los guardias civiles en sus órganos de gestión y decisión. Unos cambios que reclamamos, porque los consideramos vitales para PRO-HUÉRFANOS y, sobre todo, porque entendemos que ganaría en salud democrática, la impregnaría de transparencia y, por su puesto, acabaríamos con una situación propia de otros tiempos.
Como en aquella época, de donde proviene la frase ‘todo para el pueblo, pero sin el pueblo’, estos cambios deben hacerse paulatinamente, porque reformar unos estatutos y la forma de dirigir una Asociación tan importante para los guardias civiles y sus familias, no puede realizarse sin una reflexión importante, sosegada y alejada de cualquier otro interés que no sea los que reflejan sus estatutos. Proteger y ayudar a nuestros huérfanos.
En el último Consejo el director general de la Guardia Civil, Félix Azón, se comprometió a dialogar con las asociaciones profesionales para intentar buscar una solución a nuestras justas reivindicaciones. Una buena noticia para AEGC, porque el diálogo es bueno para comenzar a recorrer un camino que es inevitable. Un camino que aporte transparencia, donde podamos participar, pero sin olvidar los valores y el fin por la que se fundó. Sin embargo, debo recordar que no ha sido el único director general que se ha comprometido a dialogar sobre este tema.
Como decía, queda mucho camino por recorrer, pero al final se recorrerá. Sólo es cuestión de tiempo.