No podía levantarme este domingo con una peor noticia que el fallecimiento de una persona que durante los últimos cuarenta años hemos compartido ilusiones, deseos y conseguido algunas cosas de las que necesitaban los discapacitados psíquicos de esta Ciudad.
Él fue el promotor y motor desde finales de los setenta y principio de los ochenta de intentar crear un centro donde los chicos que acababan la etapa escolar en educación especial y a los dieciocho años no tenían ningún sitio a donde ir, siendo su casa era la única salida, coartando el poder seguir su formación y progresión; al fin y al cabo pretendíamos que su vida fuera lo más “ normal” posible.
Él fue quien rodeado de unos pocos más que le ayudábamos lo que podíamos, creó el primer centro ocupacional en Ceuta, consiguió que nos cedieran los locales que actualmente ocupamos para nuestros hijos con alguna deficiencia en Juan Carlos I, hoy se llama Plena inclusión, antes Feaps Ceuta, antes Apros. Quizás mucha gente no conociera a DON ANTONIO GALET RAMÍREZ, pero eso se han perdido, yo personalmente no tengo sino que agradecerle tantas cosas como me enseñó cuando cada día íbamos a pedir a todas las puertas para nuestros hijos. Él nunca tuvo una destemplanza con las respuestas recibidas muchas de las cuales por parte de políticos, iglesia, etc. eran para reaccionar de otra manera, pero tenía la templanza suficiente para torear y salir por la puerta grande.
Con estas letras solo pretendo hacer saber a todo aquel que no tuvo el honor ni la suerte de conocer a DON ANTONIO GALET RAMÍREZ que fue un padre ejemplar de cuatro hijos, entre ellos una niña con deficiencia, sin existir palabras para expresar lo magnífico que ha sido con ella, entregando una parte importantísima de su vida, sin pedir nada a cambio y con la naturalidad que solo una bellísima persona puede hacer.
Antonio, estas palabras no son nada para lo que te has merecido en tu vida pero quiero darte desde aquí mi más sentido abrazo allá donde estés, que no puede ser otro sitio que EL CIELO, que te has ganado durante tu estancia aquí abajo.
Quizás algún día cuando esta Ciudad decida dignificar a nuestros deficientes psíquicos pudiéramos ponerle a un nuevo centro tan necesario su nombre.
A los hijos acompañarlos en estos momentos desde el cariño que le tengo a la familia. *Rafael Carrasco Morón es padre de una hija deficiente