Más de 30 años después, Philip Cheveley volvió a Ceuta. Sólo estuvo viviendo en la ciudad autónoma un año pero le dio tiempo a generar un vínculo emocional con la tierra caballa donde después ha asistido a reunirse con amigos del deporte que practicó en su estancia en Ceuta:
el rugby. El
club Español de África de Rugby fue uno de sus hogares en Ceuta. El equipo estaba creado recientemente y fue ahí donde Cheveley encontró un hueco en los corazones de esos rugbiers caballas por aquél entonces.
El inglés, natural de Londres vino a la ciudad en el año 1990 como profesor, para impartir la asignatura de inglés a estudiantes de
Magisterio en la Universidad. Su afición por el rugby hizo que compaginara las clases con su trabajo. Fue en el rugby cuando conoció a Fernando González, actual presidente de la federación de esta disciplina en Ceuta. Congeniaron e hicieron migas, a la vista está que su amistad perdura con el paso de los años y que tras más de 30 años, la ciudad le sigue acogiendo con los brazos abiertos. Cheveley estuvo en Madrid estudiando español, pero su afán por descubrir horizontes nuevos le trajo hasta Ceuta. Cuando vio que le tocó esta tierra como destino “no sabía dónde estaba y al día siguiente cogí un tren desde Atocha hasta
Algeciras con cinco compañeros más”, recuerda Philip. Estos cinco compañeros iban a realizar el servicio militar, “no estaban muy contentos por hacer la mili”, destacó entre risas el inglés.
Ya durante su estancia en la ciudad autónoma, estuvo viviendo en la residencia de estudiantes de la Universidad pero luego conoció a cinco compañeros que cursaban Enfermería y se fue a vivir con ellos, concretamente a Calle Alfau, 11. Por las tardes iba a entrenar con
el Español de África, y los fines de semana iban a competir con este equipo por diferentes ciudades de Andalucía: “Fue un año donde me lo pasé fenomenal, el Español de África ha sido una familia”. Después de 33 años, regresó a la ciudad autónoma a reencontrarse con la familia del Español de África: “Ceuta ha cambiado mucho, está muy limpio, salimos a cenar y también con el barco a dar una vuelta por el Estrecho”, indicó Philip. Espera volver pronto a Ceuta a los que quiere traer a sus hijos de 21 y 19 años, para presentarles la calidez de la gente de Ceuta.