En los últimos meses, la información internacional copa una parte de los informativos, las páginas de periódicos o tertulias radiofónicas. La invasión rusa en Ucrania y la posterior guerra ha dejado entrever el momento crucial en el que se encuentra el mundo. Como si se tratase de un tablero de ajedrez, cada movimiento que se dé con cada pieza, puede repercutir de una manera u otra en el futuro próximo. La incertidumbre está servida y los ríos de tintan corren a golpe de libros o prensa escrita. Un ejemplo es ‘Fuego en el Horizonte: España en la nueva geopolítica mundial’, confeccionado por el equipo de Descifrando la Guerra: Pablo del Amo, Andrea Chamorro, Nestor Prieto, Àngel Marrades y Jorge González Márquez. Todos ellos han querido dibujar el plano actual de cómo se encuentra el mundo. Esos lazos de unos países con otros, las reticencias de bloques por conseguir un nuevo orden internacional. Pablo del Amo (Madrid, 1993) habla con El Faro de Ceuta para abordar estos contenidos, así como la cumbre de la OTAN que acabó este pasado 30 de junio. –¿Qué va a encontrar el lector en ‘Fuego en el horizonte: España en la nueva geopolítica mundial? –El libro aborda cinco planos mundiales. El primero trata de la Unión Europea; le sigue el Mediterráneo Oriental y el Norte de África; posterior continúa con el Sahel, donde explica asuntos de países como Mali o Burkina Faso; luego, América Latina y, por último, la competición entre China y Estados Unidos. El late motiv de este trabajo es, básicamente, acercar la geopolítica a los lectores, teniendo en cuenta el papel que juega España en esta crisis y demostrar que, por ejemplo, lo que sucede en Mali repercute al ciudadano español.
"Con la retirada de las tropas en Afganistán, Estas Unidos demuestra su falta de interés porque este no le resulta prioritario"
–¿Un resumen de la actualidad? –A grandes rasgos, lo que explica el libro es que estamos ante un cambio de sistema internacional. En el momento que Estados Unidos pasa de ser la potencia hegemónica a luchar con otros grandes bloques, como es China o Rusia. –¿Continúa o continuará Estados Unidos a la cabeza? –Con la retirada de las tropas en Afganistán, Estados Unidos ya nos ha dejado claro una cosa. Y es que hay escenarios que ya no le son prioritarios, puesto que no puede estar en todos los sitios. Ahora se tiene que enfocar más en Asia, en luchar sistémicamente contra China. Su objetivo principal es seguir siendo la potencia a expensas de lo que tenga que hacer el país asiático o no. Quizás veamos más adelante una confrontación entre ambos ejes por ver quién se lleva la palma, pero esto depende de la persona que esté en la Casa Blanca. –¿A qué se refiere? –Con Trump, las alianzas Atlánticas habían sufrido. A lo mejor, él buscó otras uniones con Arabia Saudí, Marruecos o Israel. Ahora, con Biden ha cambiado la tendencia para reforzar la alianza euroatlántica. En resumen, esto depende de quien se encuentre en la Casa Blanca. –¿Cómo se espera que sea este nuevo orden mundial? –Estamos ante un escenario de lucha y competición entre potencias, donde cada país busca su zona de influencia y su parte del pastel. Por eso también se está dando lugar un reordenamiento. En el caso de la guerra de Ucrania es paradigmático porque es un momento en el que Rusia ha decidido romper la baraja y dejar claro que Estados Unidos ya no es la potencia hegemónica unipolar y que ellos tienen derechos a reclamar su zona de influencia. Igualmente veremos qué sucede en el caso de Asia y China, donde Estados Unidos está jugando más por esa hegemonía munial.
"Estamos ante un escenario de lucha y competición entre potencias, donde cada cual busca su zona"
–¿Nos adentramos en una especie de Guerra Fría? –Eso parece o es lo que la OTAN intenta demostrar y está poniendo sobre la mesa. Varios bloques occidentales, liderados por Estados Unidos, en el que Europa se realinea con la OTAN. Luego estaría el segundo grupo, que los llaman los autoritarios, aunque esta palabra no me gusta porque va mucho más allá y hay que recordar que dentro del bloque occidental también hay países autoritarios. El eje que se da en esta parte es Moscú-Pekín y esto se da tras la hostilidad de Occidente a causa de la invasión de Rusia en Ucrania que ha provocado que Moscú se gire mucho más a China y esto ha reforzado los lazos. –¿Qué planos se pueden abrir cuando se ponga final a la guerra entre Rusia y Ucrania? –Depende del resultado del conflicto bélico. Si Rusia gana, verá reforzada su posición, pero de lo contrario, sí que bajaría el listón y se convertiría en una potencia en declive.
"Parece que nos adentramos en una Guerra Fría o eso es lo que intenta poner sobre la mesa la OTAN"
–¿Qué papel tiene nuestro país? –España es miembro de la Unión Europea y de la OTAN. Dentro de la UE entra dentro de los países del Sur, compuesto por Italia o Portugal. Y hay que reconocer que, con Pedro Sánchez, ha ganado mayor peso en el Consejo Europeo. De hecho, próximamente, España tendrá la presidencia de la Unión Europea y lo que se espera es reforzar esa posición suya. Más allá de esto, lo que sale de la cumbre de la OTAN es el reforzar esos vínculos que se habían deteriorado con Estados Unidos de Donald Trump. –Periodísticamente hablando, ¿cuánto se contrastan las fuentes a la hora de escribir sobre política internacional? –En el libro no hay rumorología, sino que son hechos contrastados que ocurren en la actualidad. Evidentemente, en una tertulia televisiva hay mucho más de opinión que de información. Además, el formato no intenta buscar datos, sino dar con un titular o seguir un único patrón editorial. Aunque reconozco que, con este trabajo no se aprenderá todo, pero sí sirve como una guía básica para entender estas crisis y el sistema internacional.
"En el libro no hay rumorología, sino que se cuentan hechos contrastados y que ocurren en la actualidad"
–¿La pandemia ha adelantado todos los hechos que se están aconteciendo en la actualidad? –La COVID ha acelerado esos procesos que ya estaban en marcha. En el caso de Europa, se ha fortalecido ese sentimiento europeo y ha generado una solidaridad entre sus países. –La cumbre de la OTAN puso el punto y final este pasado jueves. Las ideas se han marcado muy bien, como es la de reforzar la defensa o crear un nuevo concepto estratégico. ¿Cómo valora esta reunión que se ha celebrado en Madrid? –Lo que certifica esta cumbre es el realineamiento de Europa con la OTAN. Es decir, antes de la guerra de Ucrania, había ciertos estados miembros que abogaban por la autonomía estratégica. Es decir, como una mayor independencia de Europa respecto a Estados Unidos por motivos de Trump y en parte por Biden a causa de la retirada de las tropas en Afganistán. Había cuestiones que resquebrajó esos vínculos. Pero con la invasión rusa en Ucrania, se ha reforzado la OTAN que ha pasado de muerte cerebral, como decía Macron, a encontrar su razón de ser. Esto es lo que se ha certificado, la OTAN como baluarte de seguridad de Europa.
"Lo que demuestran Rusia y Ucrania es que esta es una guerra de desgaste tanto por un lado como por otro"
–Parece que han hecho los deberes bien. –Se han hecho en tanto en cuanto se ha puesto de manifiesto a la OTAN que sus intereses pasan por desgastar a Rusia y competir con China. Pero hay una cuestión que ha quedado opacada y que se supone que España iba a luchar por ella. –¿Cuál? –El flanco Sur y no se ha hablado, prácticamente, nada. Lo que España quería era esa OTAN de 360 grados. Que no se hablara exclusivamente del flanco Oeste, sino del Sur. Y no solo el tema de Ceuta y Melilla, sino el Sahel o qué pasa con el yihadismo en esa zona. Del mismo modo, qué pasa con la introducción de Rusia en esos países y cómo está ganando influencia; qué pasa con Libia y el Oriente Medio. Creo que esto no se ha puesto sobre la mesa en esta cumbre, sino que se han centrado en Ucrania y China.
"La Covid ha fortalecido los lazos de solidaridad entre los miembros de la Unión Europea"
Foto: @LoboEBW–¿Puede que esto pese en un futuro venidero? –Claro. Por ejemplo el tema de la migración o el cambio climático que son cuestiones que afectan a muchos países del Sur. Y no solo a España, sino a Italia o Grecia. Estas cuestiones se han dejado de lado, pero hay que saber que la OTAN es una alianza que tiene como enemigo principal a Rusia. Yo me esperaba que no se hablase tanto de estos temas porque no eran prioridades. –Ceuta y Melilla han entrado en la palestra. En el nuevo Concepto Estratégico, estas dos ciudades autónomas toman consideración para su defensa. ¿Cómo puede repercutir este hecho en las relaciones internacionales? –Lo que se ha dejado claro una vez más es que los Tratados no ofrecen seguridad para Ceuta y Melilla. Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, ha dicho que en caso de ataque, los Aliados se van a ayudar. Pero dependerá de la decisión colectiva a la hora de invocar el Artículo 5 de defensa colectiva. Igualmente, se tendrá presente quien gobierne en la Casa Blanca. Recordamos el giro que hizo Trump hacia Marruecos. –¿Cuál es la principal amenaza que sufren estas dos ciudades? –El país vecino, quien declara que Ceuta y Melilla no deberían ser de soberanía española. Ahora mismo nos encontramos en un punto en el que Madrid ha tomado el rumbo de acercarse a Marruecos por la situación del Sahara. Y, supuestamente, esto ayudaría a que las relaciones entre Rabat y la capital española mejorase y no hubiese esa presión que hacen sobre las dos ciudades autónomas. Pero ya veremos.
"En la cumbre de la OTAN no se ha hablado apenas nada acerca del flanco Sur de la Alianza"
–¿Quedó zanjada la crisis migratoria que sufrió Ceuta el pasado año? –En mi opinión, lo que ha hecho el Gobierno es intentar volver al punto anterior a la crisis causada por el acogimiento de Brahim Gali en España para que se recuperase de la Covid-19 y la crisis que sucedió en mayo de 2021. Pero, realmente, el problema no se resuelve porque no hay nada escrito, Marruecos no ha dicho nada que nos quiera hacer ver sobre su posición en cuanto a Ceuta y Melilla. También hay una cuestión importante, esto es opinión, y es que cuando cedes a cambio de nada ante un socio que te está presionando constantemente, puedes correr el riesgo de verte que su demanda aumente y perciba la debilidad. Igualmente, hay que tener en cuenta que Marruecos es un país que se basa mucho en el nacionalismo. Ahora, lo primero es el Sahara, pero que luego pueden venir otras cuestiones como las delimitaciones de las aguas de Canaria, las Islas Chafarinas o Ceuta y Melilla. Hay muchos frentes de conflicto entre España y el país vecino. Es algo que, ante la debilidad, ellos pueden seguir presionando. –Y con lo que ha sucedido hace una semana en Melilla, ¿se ha vuelto a tensar los lazos? –Lo que ha dejado claro el Gobierno español es que ha felicitado la cooperación con Marruecos y felicitar la actuación de la gendarmería marroquí. Sí es cierto que los policías han empleado a fondo para que no pasarán los migrantes. –¿Cómo se recoge todo esto en el libro? –Se dedica un capítulo para hablar de la crisis de Ceuta y las rencillas que hay entre Marruecos y España. Y, evidentemente, se deja claro que Marruecos no es de fiar porque lo ha demostrado históricamente por la presión que ha tenido con Ceuta y Melilla, el chantaje a través de la migración y la cooperación del terrorismo. Mi opinión personal es que hay que tener cuidado con ceder según qué cuestiones a cambio de nada. Sobre todo, cuando España ha pasado de esa cierta neutralidad entre Argelia y Marruecos y se ha posicionado del lado del país vecino. Esa geometría variable ya se acaba y este juego es peligroso. –Ha mencionado Argelia, ¿cómo se prevé el futuro español con este país? –Argelia ha sido el principal suministrador de España hasta que se posicionara por encima Estados Unidos a raíz de la guerra de Ucrania. Marruecos y Argelia entraron en una situación de crisis diplomática y de hecho Argelia le cerró un gasoducto. Ahora, con la crisis del Sahara, el riesgo que se corre es la renegociación de los contratos, visados o las relaciones comerciales con nuestro país. Parece que responderá al respecto, después de que le llegara informaciones de cómo España había revertido gas para dárselo a Marruecos. Una línea roja para Argelia, por lo que podrán tomar medidas. –En cuanto al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, ¿cómo piensa que se desarrollará esta guerra en los próximos meses? –En este caso, en el libro no se habla mucho de este hecho porque se hizo antes. Pero la guerra puede durar años y las consecuencias serán preocupantes para Europa. Ambos países no están en disposición de negociar porque los dos mantienen una posición nacionalista. Luego, no hay ninguna potencia exterior que facilite ese diálogo. Ni Europa, ni Estados Unidos porque lo que quieren es desgastar a Rusia. China e India tampoco lo hacen. –Esto suena a largo plazo, pero, ¿en la actualidad cómo se encuentra? –La guerra se centra en la zona del Donbás, donde Rusia está ganando gracias a sus tácticas. Y en caso de que se haga con este espacio, quizás nos veamos en un tiempo donde predomine el alto al fuego, pero luego seguirán los combates entre un bando y otro. En definitiva, lo que demuestran con ello es que esta guerra es de desgaste tanto por el lado ucranio y el ruso.
Suecia y Finlandia: nuevos colegas de la Alianza Atlántica
En palabras de Pablo del Amo, “Suecia y Finlandia tienen unas buenas fuerzas armadas e inteligencia. Estos países pueden aportar mucho a la Alianza. Además, Finlandia tiene una posición estratégica que hace frontera con Rusia. Al igual que Suecia, con la Isla de Gotland que ayuda a controlar el Báltico. Ahora mismo, con su entrada, la OTAN gana mucha fuerza en esta zona y el Ártico”. Por el lado de Rusia, “ha dejado claro que no supone mayor problema que entren en la Alianza Atlántica, siempre y cuando no levanten infraestructuras militares”.