Sirim es la pequeña protagonista de una de las noticias de las últimas semanas. Ella es la bebé que sufrió unas
fiebres altas y que
no recibió la atención adecuada en el servicio de urgencias del
Hospital Universitario de Ceuta el pasado 17 de enero, tal y como narraba su madre. Sin embargo, toda historia tiene una cara positiva, como es el osito de peluche que se ha convertido en un amigo inseparable de la niña. Y es que, ahora, después de unas semanas convulsas de reclamaciones,
denuncias e idas y venidas de médicos, esta familia intenta quedarse con las cosas buenas, como el detalle de ese osito de peluche que las enfermeras le entregaron a su hija y del cual no se separa. Un detalle que significa “algo muy importante” para esta madre. Según cuenta,
las enfermeras, al ver a la pequeña en aquel estado, le dieron algunos juguetes que tenían por allí para intentar calmarla, pero ella, sin dudarlo, “se aferró al oso” como un lugar seguro. Además, unos días más tarde, cuando tuvo que ser evacuada en helicóptero y sin sus padres a su lado hasta el Hospital de Cádiz, estaba trabajando la misma enfermera y le dijo a la pequeña “que cogiera el juguete que ella quisiera para que se lo llevara en el camino y la niña, como es muy cariñosa, tiró del oso”.
"Estuvo abrazada a él, dándole besitos"
Durante todo el viaje, “estuvo abrazada a él, dándole besitos”, haciendo esta situación algo más fácil a la niña y a toda la familia, cuenta aún emocionada la madre. Por todo ello, este osito es muy especial para esta familia porque “le hizo la estancia más amena a Sirim y se sentía arropada con él”. El osito salió desde las urgencias de Pediatría y la familia desea que, al igual que ayudó a Sirim, este peluche pueda seguir ayudando a otros niños en una situación complicada. Por eso, quiere ponerse en contacto con enfermeras que trabajaron aquellos días, poder agradecerle en persona todo lo que hicieron por su hija y que sea la propia Sirim quien les entregue el osito, a pesar de estar muy aferrada a él, para que “siga haciendo ese trabajo con otros niños”. Es decir, que les acompañe y tengan algo con lo que jugar en momentos como los que se viven en un hospital. Sirim es una niña muy risueña que ha tenido que pasar por unos momentos difíciles. Además de los episodios de fiebre por los que tuvo que ser ingresada, también fue diagnosticada unos días más tarde de Trastornos parasíticos no epilépticos, una posible consecuencia de los 40º de fiebre que sufrió, asegura la madre.