La violencia de género causa a los hijos e hijas de quienes la sufren “serias consecuencias tanto físicas como emocionales y conductuales”, según la tesis de Deu
“Crecer en un ‘contexto desestructurado’ tiene una repercusión negativa en la personalidad en desarrollo” y “a medida que este contexto se torna más trágico y difícil existe mayor probabilidad de que los perjuicios que se generen sen mayores”. Esa es una de las conclusiones generales que alcanza Mabel Deu, la actual consejera de Presidencia del Gobierno de Ceuta, en la tesis con la que se doctoró hace unos meses por la Universidad de Granada (UGR), que esta semana la ha publicado íntegra en su repositorio institucional.
Bajo el título ‘Hijos e hijas víctimas de violencia de género en la Ciudad de Ceuta’, la autora de la investigación ha plasmado en cerca de 400 páginas los indicadores que la llevan a dar por “confirmado” que “los menores son víctimas invisibles de la situación de maltrato que viven en sus hogares”. “Viven en un ambiente difícil y con altos índices de agresividad y, aunque no todos reaccionan de la misma forma, los que encuentran apoyo familiar por lo general se aferran a él pero los análisis grupales indican los problemas que padecen y que estos son mayores cuando la situación es más grave”, refiere Deu.
La doctoranda quiso acercarse a esta problemática no sólo a niveles cuantitativos sino “desde una perspectiva mucho más amplia” con el propósito de “seguir avanzando en un ámbito considerado internacionalmente como una lacra social, proporcionando cada vez mayor número de recursos necesarios tanto para la seguridad física, como psicológica y reintegración social de miles de mujeres y para la atención de sus hijos, tradicionalmente concebidos como las víctimas olvidadas o víctimas invisibles de la violencia de género”.
En el estudio no se persiguió la asociación de la violencia con otro tipo de factores como nivel de renta familiar o de estudios alcanzado, pertenencia a grupos sociales, país de origen, religión, etcétera, sino “verificar su extensión a los hijos que conviven en el hogar”.
“La violencia que ejercen los padres (continua, diaria en muchos casos) se extiende”, confirma la tesis, “hasta alcanzar a los miembros más sensibles, sus propios hijos, siendo menor la violencia en las madres de hijos solo expuestos”. En “más de la mitad” de la muestra utilizada la violencia llegó hasta los vástagos.
De acuerdo con las apreciaciones del estudio “las consecuencias derivadas de las vivencias de maltrato tienen su reflejo en la socialización” y producen “serias consecuencias para los menores, tanto físicas como emocionales y conductuales”.
Así, estas “víctimas invisibles” de la violencia de género “son niños y niñas con una gran sensibilidad social pero con predominio de agresividad, apatía y ansiedad, de forma más acusada en el grupo de maltratados”.
Aunque Deu deja claro que “cada caso es diferente y requiere de un enfoque individualizado”, entre las características detectadas halla que “hay evidencias de que tanto la regulación como el control emocional y conductual es significativamente menor en los niños y niñas expuestas a violencia de género frente a los expuestos y maltratados”, de lo que deduce “un continuo de gravedad donde un maltrato más severo produce mayores alteraciones”.
La autora también constata que el bajo rendimiento académico resulta mayor en los menores que además de haber sido expuestos a una situación de maltrato lo han sufrido. “Los resultados indican que presentan una peor capacidad y un nivel menor de rendimiento en el que intervienen el desarrollo de tareas escolares, aprendizaje, conducta, actitudes y aptitudes en torno al mismo”.
Los trastornos físicos en los menores expuestos y maltratados afectan más a las chicas (63,6%), “aunque también tienen manifestaciones en la mitad de los varones”.
La investigación apunta que “en las familias que tienen más de un hijo el maltrato se hace más frecuente”, un dato que “sugiere que las situaciones de vivencia directa a exposición y maltrato son más frecuentes en las familias con mayor número de hijos, siendo significativo que las madres cuyos menores también son sometidos a maltrato directo en la relación de agresión por parte de sus parejas suelen tener menor descendencia”. Medio centenar de maltratadas y cerca de cien hijos participantes Mabel Deu contó para la elaboración de su tesis doctoral con la participación de medio centenar de mujeres que habían recibido asistencia integral durante los dos años anteriores y acudían con periodicidad al organismo de igualdad, es decir, madres víctimas de violencia de género por parte de sus parejas con hijos e hijas a su cargo. La muestra inicial de menores se situó en 97 sujetos, si bien solo se contabilizaron finalmente para su identificación aquellos que eran “descendientes directos de la pareja maltratadora de sus madres”, quedando la muestra finalmente constituida por 93 sujetos, hijos e hijas de mujeres víctimas. El periodo de trabajo realizado con los participantes se desarrolló desde diciembre de 2012 hasta abril de 2014 en las instalaciones del Centro Asesor de la Mujer (CAM) de Ceuta, en horario de tarde.