‘La Latera’, que desde 2015 intenta rescatar la memoria de las víctimas de la represión franquista, volvió a decir este viernes que no olvida durante un acto en el que desenterró la historia de los policías que formaban parte de la escolta del alcalde Sánchez Prado y fueron injusta y dramáticamente fusilados. Un emotivo homenaje en el que se puso el acento en que las heridas no están cerradas, simplemente cubiertas de dolorosas cicatrices que ni el tiempo ni la historia se han esmerado en curar. Un dolor y un sufrimiento que todavía se podía palpar en el ambiente. Fueron vil e injustamente maltratados, pero además la historia no solo los olvidó, sino que trató de hacer desaparecer cualquier tipo de rastro. Gracias a la sección de memoria histórica de UGT, este capítulo ha vuelto a ver la luz y algunos de los presentes no podían ocultar las lágrimas. Tal fue el caso de Ildefonso González, hijo del policía Prudencio González. Ahora, a sus casi 80 años, puede descansar tranquilo, al fin conoce la historia de su padre y está en posesión del auto que determinó su muerte. Pero no ha sido fácil, durante años él y su familia han estado sumidos en una tediosa búsqueda a través de la que pretendían conocer el destino de su progenitor. Este viernes, Ildefonso no podía ocultar las lágrimas, pero tampoco la sonrisa, su lucha por hallar la verdad y hacer justicia había terminado. Han sido muchos meses los que el sindicato ha intentado buscar a los familiares de estos siete policías. Llamadas de toda índole, notas en prensa, alusión a cualquier tipo de ayuda ciudadana... que al fin se saldó con el contacto de los familiares de tres de ellos: Francisco Martos, Enrique Caliani y Prudencio González. Sus historias ahora están vivas, las de ellos y las de las otras víctimas: sus madres, viudas y hermanas, a las que UGT quiso rescatar para poner en valor su coraje y valentía. Ellas fueron las principales protagonistas, a las que se les reconoció su lucha de tanto sufrimiento y represalias. Así los premios tuvieron grabados tres nombres de mujer: el de Faustina Hernández (madre de Francisco Martos) cuyo galardón fue recogido por su sobrina nieta Eva Perea, quien no ocultaba su emoción, pero a la vez mostraba su alegría “porque ahora conozco más sobre la historia de mi familia”. La joven quiso dedicar el premio “a todos aquellos que han perdido a un familiar por defender la libertad y la democracia”. El de María España (viuda de Enrique Caliani) que estuvo representada por su hija Mari Luz Caliani. Y la última fue Socorro Ojeda (viuda de Prudencio González) en nombre de quien asistió su octogenario vástago. El sindicato destacó que con este premio pretender recuperar las historias de quienes defendieron y lucharon por la justicia social y, a la vez, el de saldar una pequeña deuda en nombre de las otras víctimas: las mujeres. Todos ellos forman parte de un capítulo negro de la historia de Ceuta. Historias dolorosas pero necesarias de contar porque “aquel pueblo que olvida está condenado a revivir su historia”. Fueron tres los que consiguieron recoger este reconocimiento físico pero Juan Salvo, Enrique Caliani, Víctor Sánchez, Joaquín García, Cecilio Fernández, Julio Pardo, Prudencio González y el civil Francisco Martos ya no se encuentran en el cajón del olvido, ellos ya tienen su flor y su adiós.